Hago un paréntesis entre tareas varias para escribir unas líneas. Porque este blog, además de encarar algunos debates políticos e ideológicos, también cumple la función de reflexionar sobre temas universales desde una perspectiva personal, lo cual vuelco a algunas pavadas que voy escribiendo, en particular la reivindicación constante de mis amigos y los valores y códigos que llevan puestos.
De charlas con La Turca, Rosa, Doble Rosa, Gladys, Tito, Ale, Iva, la Bruja Buena y su alter ego y mis amigos de Córdoba y Bs. As., han ido surgiendo algunas reflexiones que he ido volcando a este blog, a veces escritas por mí y otras copiando cosas dichas por gente más leída, como las líneas del Hagakure que posteé abajo.
La reflexión de esta semana sobre este tema, surge porque Kadhaffy murió más solo que Kung Fu. Nadie saltó a defenderlo cuando se acabó la "magia". Y eso que Kung Fu (no el personaje sino el actor, aunque son lo mismo por efecto de la influencia de la TV) se murió en un ropero apretándose los huevos con un alambre, en Tailandia o no sé dónde....
Se puede argumentar que los terribles garcas no tienen amigos. Y es cierto. Pero el ejemplo no viene a cuento porque podamos pasar por la misma situación que el ex presidente vitalicio de Libia, sino porque cuando te quedás solo, hermano, estás realmente en el horno.
Y eso puede ocurrir porque uno se hace viejo y sus amigos se van muriendo (como le pasó a mi viejo, en cuyo entierro había más amigos míos que de él), lo cual es algo inevitable o porque uno se olvida de seguir rigiéndose por los códigos que aprendimos cuando el mundo nos parecía misterioso e inconmensurable (ahora tiene más pinta de una bomba de tiempo manipulada de manera lumpen por los capitalistas).
En una escena de la película Chingú (en coreano Amigo), se dice que "los amigos no piden disculpas". Capaz no es muy original. Pero es verdad. Lo que pasa es que para tener una confianza así, es necesario haber pasado unas cuantas cosas con el otro, haber cruzado unas buenas piñas con la vida, espalda contra espalda y saber que el otro mantuvo la posición de combate. Y sí, ahí sí que los amigos "no piden disculpas", porque cuando hay cicatrices compartidas ¿qué puede importar todo lo demás?
4 comentarios:
Juancito, a menudo disfruto de tus posts (los políticos... y los otros), casi como cuando de chiquito me leía las Condorito de Oro y las Nipur Magnum (y creeme que esto es una super reivindicación!), pero este post me gustó sobremanera, no tanto por la prosa, sino por el sentiemiento que comparto plenamente. No por nada, sabrás, entre las varias frases que uso en la firma de mis emails, hace tiempo que puse esa tan hermosa de Don Atahualpa: "Un amigo es uno mismo, en el cuero de otro". Te mando un fuerte abrazo, Diego
Gracias, fiera. Hay que hacer una corriente de gente sensible. Y al que no le gusta, lo arreglamos afuera...
Juan muy bueno el post, sobre todo despues de que prestaste oido y ayudaste a la reflexion.
Saludos
Danilo (o anonimo si es que te no nos compromete)
Si me hubiera tomado una cerveza más como querías vos, ahí sí quedaba "comprometido" porque iba a volver haciendo la vertical con la moto. Pero me parece que a vos no se te pasó la mamúa! Un abrazo.
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