Se ve que este militante marxista, dueño de la verdad, ateo, apátrida, sin mayor interés por el fútbol y desconocedor de la técnica para hacer un asado, en fin absolutamente minoritario, no estaba tan equivocado al decir que la imputación contra Rubén Sobrero era insostenible, al igual que muchos otros compañeros.
El Sr. Juez tuvo que retroceder en chancletas. Para leer comunicado del PTS, hacer click acá.
Queda ahora continuar la lucha para lograr que los compañeros sean absueltos, desprocesados o como más les guste denominar al fin de la persecución judicial.
Sin embargo, es importante destacar algunos datos "estructurales" que quedaron en evidencia con esta detención.
El primero es que esta política del gobierno solamente fue defendida por el propio Juez, que fue funcionario judicial durante la dictadura, y por la patota de Pedraza, que está preso por el crimen de Mariano Ferreyra.
Es decir por dos expresiones de los sectores más conservadores y reaccionarios de la sociedad argentina. A estos ¿habrá que incluirlos también en los "kirchneristas por un día" que festejaba El Escriba? (dicho sea de paso, nunca tan bien puesto el "nombre de guerra")
Lo segundo, continuando con la reflexión del carácter "restaurador" del kirchnerismo que bien planteó el amigo Fernando (G)Rosso en polémica con Artemio López, es cada vez más recurrente la utilización de los aparatos judicial y policial, para responder a los sectores obreros que "sacan los pies del plato". En esos momentos, el "partido de la contención" es lisa y llanamente partido del orden y todo el "populismo" y el "progresismo" (según la lectura del kirchnerismo a que sean más afectos sus partidarios) se transforma en una oda al uniforme y la peluca de Su Señoría y por esa vía a la defensa de la propiedad privada y los privilegios de la burguesía (incluidos los delincuentes que tienen la concesión de los ferrocarriles).
Pero además es una demostración de cómo la clase dominante utiliza la estructura del estado para "ilegalizar" la lucha de clases. Los procesamientos, las causas penales, la judicialización extendida a los luchadores, que en todo el país suman cinco mil procesados y o encausados en la actualidad, incluyendo presos como Oñate, Olivera, Germanos, juegan el rol de ubicar la lucha obrera fuera de los límites aceptables del conformismo social imperante y son una forma de legitimar hacia delante la represión directa (Formosa, Indoamericano, Jujuy) en una escala más amplia, de ser necesario.
En ese sentido, la campaña por el desprocesamiento de todos los luchadores obreros y populares y por la libertad de los que están detenidos, tiene un carácter estratégico en tanto golpea sobre esta política estatal que prepara el terreno para la represión abierta.
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