Leo en la versión web del último número de La Verdad Obrera , un interesante artículo titulado "Apuntes Militantes", en el que se afirma que la votación del Frente de Izquierda expresó tendencias en la clase obrera y la juventud hacia la construcción de un partido revolucionario. En general me parece bien lo que se dice en el artículo, pero quería agregar algunos apuntes propios a los del compañero Fredy Lizarrague.
-En primer lugar, creo que los fenómenos que empiezan a cristalizar en el espacio del FIT, a saber, sindicalismo de base, izquierda estudiantil y lo más nuevo que es el amplio sector de intelectuales de izquierda que se nuclea en la asamblea de apoyo al FIT (además de todos aquellos que apoyan con ciertas reservas), más que expresarse en la votación como tal, han encontrado un canal de desarrollo más amplio y con más potencialidades que la ligazón bilateral por separado con alguna de las organizaciones que componen el FIT . En este sentido, creo que las tendencias a la constitución de un partido revolucionario con base real en una vanguardia más amplia, coexisten con la tendencia a consolidar un espacio de izquierda en general, "anticapitalista" en un sentido más amplio que "revolucionario" (porque hay más consenso en los espacios de izquierda sobre el carácter reaccionario del capitalismo que sobre las vías para terminar con él ) pero que es expresión de un giro a la izquierda de un sector de vanguardia, con el cual el diálogo político, estratégico e ideológico está abierto y hay que seguir apostando al mismo.
-Ligado a lo anterior, me parece que la campaña y la votación como tal, mostraron que esos sectores de vanguardia más avanzados a los que hacíamos referencia lograron establecer un diálogo con un sector de masas que apoyó al FIT por motivos democráticos, pero con la idea de que la izquierda es necesaria para enfrentar y denunciar a los partidos patronales predominantes y por eso no tenía que quedar afuera de las elecciones de octubre (cosa que he escuchado decir a más de un compañero de trabajo sin mayor interés por la política). Esa idea, elemental por cierto, expresa una simpatía hacia la izquierda que en perspectiva y ante la profundización de la crisis económica del capitalismo, puede desarrollarse en un sentido más político concreto, es decir puede cristalizar en un mayor apoyo popular, aunque siga siendo minoritario, a las ideas de la izquierda.
-Me parece muy pertinente la idea de que por las características de las organizaciones que componen el FIT (trotskistas) y por la ligazón real con sectores del movimiento obrero que son producto de una recomposición objetiva y subjetiva, desde el punto de vista programático y también desde el punto de vista del carácter de clase de sus integrantes contamos con una buena base para resistir las presiones del régimen a la transformación en una izquierda del sistema. Creo que la "hegemonía trotskista" en el FIT es una ventaja, más allá de la coyuntura, desde el punto de vista estratégico, porque abre la posibilidad de que, en caso de generarse situaciones más álgidas ante embates de la crisis internacional, el trotskismo pueda tener un rol más preponderante en la conformación de nuevas camadas militantes.
Esto me recuerda a unas reflexiones de Camarero y Pozzi, a través nuestro, en sendas entrevistas que les hicimos en Pateando el Tablero Neuquén. Hernán Camarero planteaba que respecto de la experiencia del clasismo de los '70, la experiencia del FIT en Neuquén, con el componente de las candidaturas ceramistas y el trasfondo de la lucha de Zanon, marcaba un salto en relación con el traspaso del terreno sindical al político. Pozzi nos decía que en realidad el clasismo en los '70 tenía posición e intervención política e influencia de corrientes políticas, pero que quizás lo distinto es que mientras en los '70 había más radicalización, en la actualidad había más extensión de un activismo democrático. Sin poder hacer un análisis a fondo de esta cuestión por este medio, me parece que si bien en los '70 la radicalización fue muy superior a la de la actualidad, sí es una ventaja a favor del marxismo revolucionario que la expresión política de la izquierda con proyección nacional hoy sea el FIT y no alguna variante frentepopulista.
En resumen, la existencia del FIT (con los puntos de apoyo mencionados al comienzo de estas líneas) nos da la ventaja de influenciar a una vanguardia más amplia con las ideas del marxismo revolucionario, con menos mediaciones. Si bien seguimos siendo una minoría en las masas, podemos ser "hegemónicos" en la vanguardia, lo cual es central para tender un puente hacia las masas.
-Coincido en que la crisis de la centroizquierda y la buena elección del FIT a nivel nacional son un buen punto de apoyo para hacer nuevamente una buena elección en Octubre. Si bien el 14/08 tuvo mucho peso el voto al FIT por motivos democráticos, esto ocurrió porque hicimos una buena campaña política, ligando la denuncia de la proscripción con una "agenda de los trabajadores". Por lo tanto, me parece un objetivo totalmente realista proponernos mantener e incluso ampliar el caudal de votos. Y desde este punto de vista, me parece importante también destacar que la campaña del FIT y los buenos resultados electorales mostraron también que la influencia social de la izquierda trotskista puede lograr expresión en el terreno político, achicando en cierta medida el dualismo existente entre peso sindical, social y cultural e influencia política.
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