Los logros que ha tenido hasta acá el Frente de Izquierda y de los Trabajadores dan pie para plantear la discusión sobre cómo desarrollar una fuerza política socialista y revolucionaria de mayor magnitud e influencia que las fuerzas que actualmente componen el FIT. En este sentido, nuestros aliados del PO han planteado la necesidad de un "Partido de Trabajadores" como perspectiva de más largo plazo, lo que desde nuestra óptica empieza por desarrollar una fuerte corriente clasista en los sindicatos, como parte de ligar la experiencia del Frente de Izquierda a los procesos de lucha de clases en los que se desarrolla el sindicalismo de base.
En este contexto, creo que hay en líneas generales tres hipótesis posibles sobre el desarrollo de un partido de la clase trabajadora en nuestro país (que desde nuestro punto de vista debería tener un programa revolucionario):
-La hipótesis "socialdemocratizante": Que el Frente de Izquierda y de los trabajadores conquiste una porción mayor de apoyo popular por la vía de obtener bancas parlamentarias. Esta es la hipótesis menos productiva, no porque sea imposible lograr diputados del FIT (cosa que en este momento no nos vamos a poner a analizar en detalle), sino porque los "espacios" superestructurales deben revalidarse luego en los "territorios" estructurales (sindicatos, universidades, barrios) donde la relación con la base está mediatizada por la burocracia sindical, estudiantil y territorial, es decir que no hay forma de escapar del trabajo "estructural".
-La hipótesis "de independencia de clase". Que producto de la experiencia de un amplio sector de la clase trabajadora con el próximo gobierno de Cristina y los que le sigan surja un partido de trabajadores, con base en los sindicatos o alguno de ellos, que se plantee como alternativa de los trabajadores frente a los partidos patronales. Esta hipótesis supone la participación de uno o más sindicatos importantes de la industria o los servicios, con lo cual está ligada a realineamientos de las conducciones sindicales frente a la profundización del giro "empresario" del peronismo en el poder y por ende, no sería un partido revolucionario sino algo más parecido al Partido Laborista de Cipriano Reyes. En función del peso que tiene el sindicalismo de base en gremios importantes, una instancia de este tipo podría dar lugar a la intervención de las corrientes clasistas, pero sería una formación transitoria hacia un partido revolucionario o definitivamente reformista.
-La hipótesis "soviética". Que producto del desembarco de la crisis económica internacional en nuestro país, se generalicen las luchas de los trabajadores y por esa vía surjan instancias de organización que tiendan a superar los límites de los sindicatos, similares a las coordinadoras interfabriles de los '70, en las cuales las corrientes revolucionarias puedan ganar peso. El peso que tienen las comisiones internas (según Gilly la "anomalía argentina") en la estructura sindical de nuestro país (que es donde suele ser débil la burocracia sindical) y el hecho de que hayan existido las Coordinadoras en los '70, junto a la existencia del "sindicalismo de base" en la actualidad abonan esta hipótesis.
De alguna manera, estas tres hipótesis se corresponden con el grado de intensidad que pueda tener el impacto de la crisis capitalista internacional en nuestro país. Hoy por hoy, la primera hipótesis parecería la más "posible" y "razonable", pero desde el punto de vista revolucionario es pan para hoy y hambre para mañana.
A mediano y largo plazo, las dos hipótesis restantes parecen contener bastante los elementos posibles de recomposición de la subjetividad de la clase trabajadora en la Argentina, por lo que no se podría descartar una combinación de ambas, o transiciones entre ellas. Y en ambos casos aparece en primer plano la necesidad de desarrollar una corriente clasista en los sindicatos como precondición para el surgimiento de un partido revolucionario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario