domingo, 31 de julio de 2011

Sobre el FIT y nuestro trotskismo (a propósito de la respuesta de Martín Azcurra)

Ayer subí la respuesta de Martín Azcurra, que acusó recibo de lo que yo posteé acá. Me parece que si bien no variaron mucho los contenidos de lo que planteaban los muchachos en el dossier del N° 100 de Sudestada sobre "La Izquierda y las Elecciones", sí muestra una voluntad de debatir, clarificar lo que quiere decir y también reconocer ciertos puntos débiles de sus argumentaciones. Aunque no tenemos acuerdo, mantiene un marco de respeto, así que intentaremos mantener el mismo registro, sin dejar de ser, como dice el mismo Martín, duros en las críticas.

En primer lugar quiero decir que me parece un poco auto-referencial por parte de Martín plantear que "se abrió el debate" por su dossier y mi respuesta. Me parece importante destacar que en el blog del IPS venimos subiendo todas las opiniones e intercambios sobre el FIT, dentro de los cuales hay muchas intervenciones que toman aspectos similares a los planteados por los compañeros de Sudestada.

En este sentido, me parece muy importante destacar que si bien no es la primera vez que cruzamos debates con compañeros que se ubican ideológicamente en la izquierda pero políticamente son más o menos adversarios respecto de las organizaciones trotskistas, en este caso hemos logrado establecer un diálogo más amplio, con puntos comunes que podemos desarrollar juntos y diferencias para profundizar.

Dicho esto, voy a intentar responder los puntos planteados por Martín, siguiendo la estructura de su argumentación, para que sea más fácil de seguir la discusión.

Sobre la proscripción y el FIT: Me  parece que acá hay dos planos distintos, el primero y más circunstancial es que los compañeros siguen minimizando el problema del mecanismo antidemocrático de las primarias. Decir que siempre el régimen burgués va contra las minorías es cierto en un sentido tan general, que es precisamente una generalidad. En este caso, estamos hablando de un mecanismo que concretamente impediría, en caso de no pasar el piso, que la izquierda presente candidatos en las elecciones nacionales de octubre, aquí y ahora, dentro de dos semanas, en la Argentina y no en el mundo de las abstracciones.

Como bien han planteado compañeros como Hernán Camarero y Ariel Petruccelli, con distintos fundamentos, esto va en contra no solamente de los partidos trotskistas, sino también contra la denominada izquierda independiente y en general es para bloquear la posibilidad de que el peso social de la izquierda (mucho mayor que su caudal electoral) se exprese políticamente en la instancia de las elecciones (que no es la única ni para el PTS la principal, pero no queremos naturalizar que nos pongan en un limbo entre el sindicalismo y la política, por no sacar un porcentaje X de votos). Sobre esto, ver discusión con un diputado kirchnerista acá.

En este sentido, el FIT es una alianza táctica, porque es para responder a una batalla puntual que es la de la proscripción, pero tiene implicancias  relevantes a mediano plazo, porque si la izquierda es definitivamente bloqueada en la superestructura política, las vías de su recomposición pueden ser muy distintas que si logra aparecer como una fuerza política nacional, aunque sea muy minoritaria.

Martín, no me queda claro por qué pensás que el FIT debería ser un acuerdo estratégico de largo plazo, como planteás. Parece un deber ser, pero no tiene fundamentación. Me parece que las organizaciones que lo componen tenemos distintas prácticas políticas, en algunos casos muy distintas y también diferencias en cuanto a la estrategia, es decir tenemos distintas visiones sobre cómo se articulan las batallas tácticas en función de vencer al enemigo de clase. En estos tres posts y en este, se puede leer algo al respecto. Incluso aunque en algún momento pudiéramos confluir en el mismo partido, tendríamos que saldar esa discusión.

Por último, me parece que el razonamiento de ustedes es sectario (como no uno hubo la unidad que nosotros queremos, no los apoyamos) y termina siendo oportunista frente a la avanzada del Estado, porque en vez de llamar a votar al FIT para romper la proscripción, se quedan criticando lo limitado que es el FIT, en vez de llamar a enfrentar al Estado. Ustedes reclaman una unidad estratégica, pero no son capaces de sumarse a una unidad táctica elemental y necesaria. Es una posición insostenible para alguien que se reivindica de izquierda. El comentario de DP en el post del texto de Martín explica bien esto.

Sobre "la crisis" de la izquierda: Me parece que toda la argumentación de Martín se basa en los procesos surgidos al calor del 2001 y después en generalidades como que no somos una alternativa para las masas, pero no en un análisis del trabajo concreto de la izquierda en los procesos obreros bajo el kirchnerismo, que es indispensable para analizar la situación actual de la izquierda.
Sobre el 2001 y los movimientos sociales surgidos a su vera, me parece que hubo distintas apuestas políticas. Los que optaron por la revolución de las cacerolas (MST) o el "sujeto piquetero" (PO), crecieron mucho en un momento y después retrocedieron junto con los movimientos en los que se habían insertado. La apuesta del PTS pasó por las ocupaciones de fábricas primero, planteando desde Zanon la unidad con el movimiento de desocupados y por la inserción en la industria, que tuvo sus frutos en el desarrollo del sindicalismo de base después, tanto en gremios de la CGT como de la CTA, fenómeno que al parecer no concita la atención de Martín, que habla de una "bancarrota política" que no es tal.

Creo que el error está en absolutizar los fenómenos de vanguardia surgidos después del 2001 en un contexto en que el movimiento obrero más concentrado venía muy mal y subvaluar los procesos del movimiento obrero que surgieron con la recomposición económica bajo el kirchnerismo, en los cuales el trabajo del PTS ganó un peso muy superior al del resto de la izquierda partidaria, articulando las experiencias surgidas al calor del 2001 como la ocupación de Zanon con los procesos nuevos, en la corriente del sindicalismo de base. Eso no es todavía una "alternativa para las masas" pero sin estructuración y peso en sectores fuertes del movimiento obrero, tal alternativa es imposible, siempre que queramos construir una izquierda clasista, ¿no?

Sobre el Partido: No te ofendas Martín, pero me parece un refrito de las cosas que escribía Tarcus en El Rodaballo. Intentaré explicar lo más posible nuestras posiciones.

En primer lugar, nuestro modelo de estado transicional (o postcapitalista) es un estado obrero con "pluripartidismo soviético", es decir basado en instancias de organización de base que unan la dimensión laboral, territorial y política y que a su vez tengan libertad de tendencias. Estamos en contra del partido único y lo mostramos en Zanon, donde a instancias nuestras entraron a la fábrica todas las tendencias que apoyaron la lucha, incluido Barrios de Pie, que después abandonó la fábrica.

No estamos por un partido amplio tipo NPA, con reformistas incluidos, pero sí a favor de la libertad de tendencias en los organismos de masas. Fijte que por esto Fernando Aiziczon dice que el PTS es "autonomista" basándose en la experiencia de Zanon, cuando en realidad, la democracia de base es clave en la estrategia del trotskismo (y me refiero al pensamiento de Trotsky, más que a algunas tendencias que se reivindican trotskistas).

Nosotros en general intentamos que en los conflictos el activismo discipline al aparatismo de las corrientes, pero también nos peleamos con el activismo cuando asume posturas macartistas. También concebimos el desarrollo del partido como subproducto de sentar jalones en las experiencias de la lucha de clases y somos enemigos de la concepción de construcción de un partido revolucionario por engorde de un grupo o más allá de lo que aporta a la clase.

Consideramos que un partido revolucionario en la Argentina seguramente contendrá elementos que hoy están en distintos partidos. Pero no vemos que sea a través de la unidad de la izquierda en general que se pueda construir un partido con peso decisivo para dirigir una revolución, sino fusionando a los marxistas revolucionarios con los sectores obreros surgidos de las experiencias más avanzadas (dicho sea de paso, también esas experiencias incluyen derrotas durísimas, porque no siempre se puede triunfar, a veces lo importante es que la derrota sea con honor, como dice Clausewitz).

Para no hacerla muy larga, me remito a los posts que linkeé más arriba sobre el debate estratégico al interior del FIT. 

Pero quería cerrar este punto diciendo que vemos imposible que exista un partido revolucionario en la argentina sin una corriente clasista muy fuerte en el movimiento obrero. Por eso en la actualidad impulsamos el desarrollo de la corriente del sindicalismo de base en los gremios de la CTA y la CGT, que tiene expresión en el periódico Nuestra Lucha.

No me siento nada representado por eso del "microclima" que describís. Lo que sí es cierto, es que en un contexto en que todo el mundo abandonaba el marxismo, el PTS hizo un esfuerzo por "volver a Trotsky" y en función de esto, podemos no ser todo lo sofisticados que sería deseable respecto de los diálogos con otras corrientes téoricas, pero en general intentamos entenderlas antes de criticarlas.

Tengo la impresión de que ustedes conocen poco nuestra forma de pensar y nos meten en una bolsa indiferenciada de lugares comunes (algunos seguramente basados en cosas reales) sobre "la izquierda" o "el trotskismo". De hecho, me causó un poco de gracia que varios amigos que no son del PTS (la mayoría con posiciones parecidas a las de Martín) me dijeron "che, qué bien tu respuesta a Sudestada, que debate en buenos términos, qué buen tono" cuando era bastante dura. Esto me hizo pensar en que ustedes nos ven como si fuéramos trogloditas de los que sólo cabe esperar sonidos guturales, en lugar de argumentos y como tenemos argumentos, se sorprenden ¿No tendrían ustedes que revisar algunos de sus prejuicios?

Sobre la supuesta descalificación de los movimientos sociales con fines electorales: Yo no afirmo que los movimientos sociales, por no ser trotskistas, son autonomistas. Afirmo que el autonomismo fracasó como dirección de esos movimientos, por la imposibilidad de construir una esfera pública no estatal (Virno) sin derrotar al estado burgués y sin la intervención de los batallones más concentrados de la clase trabajadora y que el reformismo los subordinó al estado. Acá en Neuquén un sector muy importante de la vanguardia estudiantil autonomista se hizo kirchnerista. Capaz es un caso único en el país y yo exagero su importancia, pero sería una combinación de los dos argumentos anteriores.

Lo único que te aclaro es que el debate con Gruner era a propósito de qué agenda de discusión tiene que tener la izquierda, incluyendo a los compañeros sin partido, no un balance puntual de las experiencias que están tomadas en un sentido general y  mucho menos una intervención para hacer campaña por el FIT.

Creo que esta incomprensión muestra una superficialidad de ustedes para abordar los problemas estratégicos, en los que hasta ahora lo más concreto que plantean es la unidad de la izquierda a largo plazo a la vez que no la consideran digna ni siquiera de sobrevivir a las primarias por haber logrado una unidad solamente táctica.

Espero que habiéndome explicado un poco más, sí pueda entrar en la categoría de "marxista".

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