sábado, 26 de mayo de 2012

Sobre el trabajo sin descanso de la estrategia

El jueves 17 de mayo  se hizo en Neuquén una charla de la Cátedra Libre Karl Marx, en la que se abrió un diálogo bastante productivo entre los panelistas Raúl Godoy y Fernando Aiziczon. Después de los panelistas hubo ronda de intervenciones, dentro de las cuales estuvo la de Ariel Petruccelli, en esa ocasión desde el público. Su intervención condensó varios de los cuestionamientos que se hacen a los puntos de vista que sostienen la vigencia de la estrategia bolchevique y el trotskismo. Así que intentaremos ofrecerla de modo resumido, a fin de profundizar la reflexión que se abrió en la charla y que queremos compartir con los lectores/as de este blog porque hace a puntos de vista extendidos en un sector de la intelectualidad de izquierda (desde ya si Ariel quiere postear algo que exprese mejor sus puntos de vista, no tiene más que enviármelo):

En este contexto de crisis del capitalismo, la derrota del modelo socialista que expresó la URSS plantea la necesidad de repensar cuál es nuestro objetivo, lo cual es previo a la cuestión de la estrategia, que a su vez conlleva la dificultad de que en la actualidad es el momento de mayor expansión de la democracia burguesa a nivel mundial, mientras las revoluciones del Siglo XX se hicieron desde afuera del sistema político, como en Rusia y China, donde los bolcheviques luchaban contra el imperio zarista o Mao luchaba desde el campo hacia la ciudad contra el imperialismo japonés y el régimen militar del Kuomintang. En suma, hay que volver a discutir el proyecto socialista y hasta qué punto se puede considerar vigente la estrategia de toma del poder seguida por los revolucionarios del siglo XX, porque aunque la crisis del capitalismo genere oportunidades para la izquierda, siempre fuimos derrotados y en la actualidad no está claro el proyecto ni la estrategia para lograrlo. 

Más allá de las respuestas que se dieron en el transcurso del debate, me interesa tratar de profundizar algunos aspectos. 

-Sobre el problema del "modelo socialista" creo que hay que ser categórico de entrada en que las presiones a la burocratización son inherentes al ejercicio del poder, como decía Rakovski:


¿Qué representa una clase cuando ha pasado a la ofensiva? Un máximo de unidad y de cohesión. Todo espíritu de oficio o de grupo, sin hablar de los intereses personales, pasa a segundo plano. Toda la iniciativa está en manos de la masa militante misma y de su vanguardia revolucionaria, ligada a esa masa del modo más intimo y orgánico. Cuando una clase toma el poder, un sector de ella se convierte en el agente de este poder. Así surge la burocracia. En un Estado socialista, a cuyos miembros del partido dirigente les está prohibida la acumulación capitalista, esta diferenciación comienza por ser funcional y a poco andar se hace social.


Si unimos el análisis de Rakovski con la teoría de Trotsky sobre la burocratización de la URSS, y su programa del "multipartidismo soviético", tenemos que lejos de prometer un socialismo color de rosa, la del trotskismo es la teoría que mejor prevé la posibilidad de burocratización y la mejor respuesta posible para evitar un régimen de partido único, que por otra parte, no era el proyecto de los bolcheviques, sino que fue el resultado de la guerra civil y el pasaje a la reacción por parte de los socialrevolucionarios de izquierda, que hicieron un golpe de estado en 1918. 

Pero más allá de las teorías y los análisis, hay que ser realista. Nadie puede dar garantías de que si hay revoluciones, los estados surgidos de éstas no se burocraticen, incluso aunque tengamos el programa que nos legó Trotsksy para luchar contra eso. ¿Y? ¿Qué revolución se hizo con una garantía del tipo "si no le satisface el producto, le devolvemos su dinero"?

-Sin embargo, supongamos que no tuviéramos ninguna alternativa para la sociedad postcapitalista y tuviéramos más dudas que certezas. En ese caso no nos quedaría otra que "caminar preguntando" en este punto. Si así fuera, la lucha de clases no se suspendería a pesar de nuestras lagunas teóricas, con lo cual la cuestión de la estrategia seguiría tan vigente como si supiéramos hasta el color de los semáforos bajo control obrero y con mandato de base que vamos a poner en el socialismo. 

Por este motivo, ciertos interrogantes que pueden abrirse en la teoría política (a los que el trotskismo da respuestas perfectibles, pero mejores que las de las restantes corrientes) deben guardar proporciones definidas con los problemas de la estrategia. 

En última instancia, podemos discutir más profundamente todas las dificultades del "modelo socialista" sea de democracia socialista (soviets + cámara de representantes elegidos por sufragio universal) como proponen los teóricos de la ex LCR o de "consejismo" (sistema organizado en base e los soviets uniendo la instancia de producción con la territorial y la gestión económica con la política) como proponemos los troskos "ortodoxos" del PTS, pero sin la ubicación estratégica de luchar por el poder para la clase obrera (para lo cual es necesario un partido revolucionario), no tiene sentido la enumeración de los problemas que plantea la construcción de un estado obrero de transición y esta enumeración se transforma solamente en una justificación para limitarse a la lucha por el  programa mínimo. 

Creo que la experiencia del NPA en Francia (partido que con su actual política no sirve ni para ir a la esquina a ver si llueve) dice bastante de esto. 

Es más, hay dos cuestiones que hacen más dificultosa aún la tarea de construir un partido revolucionario de la clase trabajadora y por ende más necesaria la perspectiva de la estrategia. La primera es que, como decía Trotsky, la economía está siempre más avanzada que la política de masas. Esto hace que generalmente, el desarrollo del marxismo esté por detrás del desarrollo de la crisis capitalista o por detrás de las recomposiciones parciales que opera el capital. En el primer caso se da la situación de que la crisis puede ser muy avanzada pero no haya partidos para dirigir los procesos revolucionarios, como ocurrió en Europa Occidental entre 1917 y 1921 y sería deseable que no se de la misma situación en el futuro, pero para eso hay que prever y actuar para lograr el resultado previsto, como decía Gramsci. En el segundo caso, se podría pensar en los trotskistas de postguerra que no fueron capaces de rehacer el marco estratégico después de la Segunda Guerra Mundial y se dividieron entre posiciones "estancacionistas" o "neocapitalistas", perdiendo de vista la unidad entre centro y periferia que plantea la Teoría de la Revolución Permanente. 

A esto se suma un segundo aspecto que es el siguiente: la burguesía lucha en la defensiva de posiciones sociales y políticas conquistadas desde hace siglos y tiene estados mayores ya formados que no se hacen mucho drama con las formas de su dominación y siguen pensando en términos "antiguos": Se valen de Karl Schmitt, Leo Strauss, Clausewitz, Churchill y no les calienta si los posmodernos leen los mismos libros.

Esta desigualdad en el punto de partida de la lucha de la clase obrera, hace más necesaria aún la perspectiva de la estrategia. 

-Por último, aunque es notoria la diferencia en lo que a la situación mundial se refiere, la Tercera Internacional planteó el problema estratégico de la revolución en países con democracias burguesas más consolidadas y más en general con Estados burgueses más afianzados que el débil aparato estatal surgido en Rusia entre febrero y octubre de 1917. El intento de generalizar a escala planetaria la estrategia de toma del poder por la clase obrera nunca implicó suponer que las condiciones de la lucha eran iguales a las de Rusia en todos lados. Sobre esto hemos escrito acá y acá

Para ir terminando y no hacerla muy lunga, la estrategia está sometida a un trabajo sin descanso. No sólo porque tiene que lidiar con la incertidumbre, sino porque como dice Clausewitz, en la táctica hay victoria pero en la estrategia no la hay. El buen éxito estratégico consiste en lograr el objetivo de desarmar al enemigo o un equivalente de este desarme. Para la clase obrera, la conquista de este objetivo, por no limitarse únicamente a la escala nacional, es altamente dificultosa. La clase trabajadora está obligada a luchar, ser derrotada y aprender de sus derrotas sin garantía de triunfo. Y para ser marxista, hay que estar dispuesto a lidiar con esa incertidumbre. 

2 comentarios:

Patología dijo...

Buenas Juan. No entiendo porqué decís que la Tercera Internacional planteó la cuestión estratégica de la toma del poder en los países con democracias burguesas consolidadas si el partido que hegemonizó esta Internacional no contó con una revolución en un país central (como Alemania) sino, en un país con instituciones burguesas débiles y prematuras. Incluso, las elaboraciones teóricas sobre las revoluciones en países centrales fuero abordadas principalmente por Trotsky (ya prácticamente en el exilio), ya cuando la Tercera Internacional estaba en vías a burocratizarse.

Un saludo.

JDM dijo...

Buenas, en este link está un poco más explicado,

http://losgalosdeasterix.blogspot.com.ar/2011/11/posicion-maniobra-y-sovietismo.html

Pero me refiero tanto a la política del Frente Unico de los tercer y cuarto congreso de la III Internacional, como a la hipótesis estratégica del "Gobierno Obrero", que igualmente tenía cierto ribete gradualista, pero bien interpretada es una consigna transicional. Por la misma época, Trotsky plantea en sus escritos militares la hipótesis de la que la revolución en Europa Occidental va a tener la dinámica inversa a la de Rusia: primero guerra civil y después toma del poder. Por este motivo, Anderson cierra "Las Antinomias de AG" diciendo que las tareas que se proponían los comunistas con el FU todavía estaban pendientes en los años 70...