Es bastante sorprendente, pero muchos errores tienen por origen la creencia de que es esencial ser estrictamente lógico y colocar la rectitud por encima de cualquier otra cosa. Existe una Vía más elevada que la rectitud, pero no es algo fácil descubrirla e impone una profunda sabiduría. Comparados con esta Vía, los principios lógicos resultan insignificantes. Aunque para el que no haya tenido experiencia de ella o no la conozca, existe una manera de descubrir la verdad, incluso si no se ha sabido discernirla solo.
Esta Vía consiste en hablar con otros. Ocurre a menudo que una persona, pese a ser imperfecta, puede dar consejos juiciosos a otra, porque ella puede dominar la situación exterior, del mismo modo que aquel que, en el juego del go, tiene la ventaja de ser espectador.
Se dice que es posible discernir nuestras faltas a través de la "mirada interior" y a través de la meditación; pero también en este caso se obtienen mejores resultados cuando se habla con otros. El motivo de esto es que se puede superar la propia capacidad de discernimiento si se aprende a escuchar a los demás y a leer libros.
Uno siempre se enriquece con la sabiduría de los ancianos.
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