miércoles, 14 de octubre de 2009

Importante acción de solidaridad con la lucha de Terrabusi en el puente carretero


Esta tarde se realizó una importante acción de solidaridad con la lucha de los obreros y obreras de Terrabusi-Kraft. El Sindicato Ceramista, el CeProDH, organizaciones estudiantiles, elSindicato de Televisión, la CCC, el PTS, entre otras organizaciones que componen la multisectorial en solidaridad con la lucha de Terrabusi, junto con trabajadores de base de los gremios docentes y estatales, levantaron las barreras de los peajes y cortaron durante dos horas una parte de los carriles del puente que une Neuquén con Cipolletti, difundiendo este importante conflicto entre la comunidad del Alto Valle.

Aunque faltaba poco para el partido de la selección argentina con Uruguay y la gente
estaba apurada por llegar a su casa, recibimos muestras de apoyo y simpatía por este conflicto que se ha vuelto una verdadera causa nacional.

La actual lucha de los obreros y obreras de Kraft -Terrabusi lleva dos meses. En ese lapso enfrentaron las maniobras de una de las más poderosas multinacionales yanquis, el gobierno y la burocracia sindical. Con organización y lucha, le vienen parando la mano a esta empresa que quiere violar todos los derechos de los trabajadores y ganándose la simpatía de amplias capas de la población.

Por eso, una vez más en Neuquén nos hemos manifestado en su apoyo. Llamamos a todas las organizaciones a redoblar esfuerzos para que esta lucha triunfe.


CeProDH
Centro de Profesionales por los Derechos Humanos
Neuquén y alto Valle
Diagonal 9 de Julio Nº 82/86, Piso 1º - Neuquén
Tel. 0299 4426683 - Cel. 154121308

viernes, 25 de septiembre de 2009

¡No al desalojo en Kraft-Terrabusi!Todos a la marcha

Un centenar de compañeros y compañeros de diversas organizaciones, entre ellas el sindicato ceramista, el centro de Estudiantes de Bellas Artes, y organizaciones políticas y sociales nos manifestamos esta mañana en la cuidad de Neuquén en repudio a la política del gobierno nacional de militarizar la planta de Kraft-Terrabusi en Pacheco, Provincia de Buenos Aires.

Los trabajadores y trabajadoras de esa fábrica vienen llevando adelante una lucha contra 160 despidos hace más e un mes, con el apoyo y participación activa de todos los trabajadores.

La empresa Kraft, propiedad del multimillonario norteamericano Warren Buffet, violó en reiteradas oportunidades la conciliación obligatoria y reclama el desalojo de la planta. El ministro Aníbal Fernándes, a tono con el pedido de la empresa, declaró en los medio nacionales que “esto tiene que tener un fin”.

Ante esta situación, nos manifestamos esta mañana en la sede regional del Ministerio de Trabajo de Nación y convocamos a movilizarnos nuevamente junto a la multisectorial de apoyo a la lucha de Terrabusi este viernes 25 de septiembre a las 18 hs en el Monumento a San Martín.



PTS
Partido de los Trabajadores Socialistas
Diagonal 9 de julio 38 -Neuquén Tel. 447-1269
www.pts.org.ar

Graciela Frañol, (0299) 155 292 522

viernes, 7 de agosto de 2009


A raíz del golpe de Estado en Honduras

Teatro de operaciones

Por Darío Martini.
Profesor en historia


Atada a las políticas dictaminadas por Washington desde hace décadas, arrasada por el huracán Mitch en 1998 del cual nunca se pudo recuperar completamente, con una economía profundamente agraria dependiente de las exportaciones de sus productos primarios y de las remesas que envía la diáspora que vive y trabaja en el extranjero, Honduras es hoy el escenario del primer golpe de Estado del siglo XXI en Latinoamérica.
Durante las primeras décadas del siglo XX y junto con Nicaragua, Guatemala y El Salvador; este país recibía por parte de sus explotadores yanquis el calificativo de “república bananera”. Dos grandes compañías dirigían la vida política y militar del país. La “United Fruit Company” y la “Cuyamel”. La Cuyamel apoyaba a los liberales y la United a los nacionalistas.
Y es que difícilmente podríamos encontrar una burguesía nacional tan débil y servil a los intereses norteamericanos como la de Honduras. Ejemplo de esto es que en 1981 y frente a la revolución Nicaragüense triunfante, EE.UU. ordenó un recambio democrático. Sin embargo una fracción de la clase dominante se opuso proponiendo directamente la anexión de Honduras a la potencia del norte como estado libre asociado, sin voz ni voto.
Históricamente hospitalaria de los genocidas argentinos, EE.UU. le sigue autorizando cientos de millones de dólares en ayuda militar y económica. Mientras; el cincuenta por ciento de su población, (3.7 millones de personas) está por debajo de la línea de pobreza. Se estima que 1.2 millones de personas están desempleadas, (fermento social para las redes clandestinas internacionales de pandillas o “Maras”) sosteniendo una increíble cifra de 27.9% de desocupación. Miles de hondureños son la principal mano de obra junto con los filipinos y ceilandeses en los cruceros internacionales, famosos por sus atropellos laborales.
Desde Honduras se organizaron la invasiones contra el gobierno reformista en la Guatemala de Jacobo Arbenz en 1954 y de Bahía Cochinos en Cuba en 1961, (como así también misiones de sabotaje) los escuadrones de la muerte en el Salvador a principios de los ochenta y los bombardeos a ese país desde la base norteamericana de Soto Cano, formalmente establecida en su territorio en plena ofensiva de la “Contra” Nicaragüense.
La estrategia del golpe de Estado que se perpetró a fines de junio en Honduras procede directamente de la elite estadounidense, principalmente de sus sectores más derechistas y del influyente lobby “gusano” instalado en Miami desde 1959, con personajes como John Negroponte detrás de escena, agente de la C.I.A. en Vietnam, principal organizador de la contra nicaragüense y actual jefe del Concejo Nacional de Inteligencia (una especie de súper agencia de inteligencia fundada por George W Bush en 2005). A estos se le suman las multinacionales del banano, el tabaco, la minería, las maquilas; la explotación de la madera, el camarón, la piña, el turismo y otras industrias. El frente ideológico del golpe lo han constituido las jerarquías católicas y evangélicas, (propietarias de medios de comunicación y centros educativos privados) los dueños de los medios de comunicación más poderosos del país, y muchos intelectuales que se han puesto al servicio del régimen y las fuerzas represivas del Estado. La derecha latinoamericana ya tomó apuntes de lo que ocurre en Honduras, y frente a estos sucesos, personajes como Alan García en Perú y Álvaro Uribe en Colombia se envalentonan.
EE.UU es el único país que no retiró a su embajador de Honduras. En el senado norteamericano, (donde tiene mayoría la nueva administración demócrata de Obama) se debate entre la posición de la derecha republicana y una parte del partido demócrata que quieren aceptar la nueva situación de golpe de Estado “legal”, y otra (Obama-Hilary Clinton) que intentan negociar con los golpistas obligándolos a una transición pactada con el llamado a elecciones, (mediante tibias sanciones económicas y diplomáticas) a través de la mediación del presidente de Costa Rica, Oscar Arias.
Washington ya escogió a Arias para acabar de darle el jaque mate a la Revolución Sandinista en la década de 1980. En su propio país, este señor firmó un Tratado de Libre Comercio con EE.UU que no se ha concretado aún por la férrea oposición de las masas populares.
Mientras el tiempo pasa, en Honduras crece el número de muertos y desaparecidos. Solo la acción de los trabajadores y manifestantes hondureños es lo que aún mantiene la esperanza de derrotar el golpe y castigar a todos sus responsables. Es necesario impulsar la más amplia movilización y solidaridad internacional para con los mismos.

miércoles, 15 de julio de 2009

Postales de la Crisis


Diversión para pocos

Obama y la escalada guerrerista

Por Darío Martini

"Hacía mucho tiempo que no me divertía tanto", dijo hoy Barack Obama. El presidente estadounidense, fanático de los medias blancas de Chicago, se dio el gusto de lanzar la bola inaugural del juego de las estrellas de béisbol. Obama no se detuvo ahí, de hecho se alojó en la cabina de los relatores de la FOX, oficiando de comentarista del juego[1].
El presidente de EE.UU también se está divirtiendo en otro terreno; la guerra.
En Afganistán, puso a rodar la más grande operación aerotransportada jamás realizada por los marines luego de la Guerra de Vietnam. Obama ha más que duplicado el número de fuerzas militares estadounidenses que han pasado de 32.000 a 68.000 y siguen sumando. En lo que va del mes de julio, han muerto 46 soldados de la coalición, entre ellos 24 norteamericanos[2].
Esta semana ha sido especialmente trágica para la coalición internacional en Afganistán. Dos marines estadounidenses murieron al estallar varias bombas de la insurgencia a su paso por una carretera de la provincia de Helmand. El lunes, habían fallecido otros siete militares. Sus aliados británicos han perdido 15 hombres en diez días. Ocho murieron en el espacio de 24 horas, entre el viernes y el sábado. Tres de ellos tenían sólo 18 años. Se acercan las elecciones en ese país y la ofensiva no se debe detener.
Según James Petras; ‘la puesta en escena’ de elecciones fijas entre candidatos que son clientes certificados por Estados Unidos es la norma en Iraq y Afganistán, donde la presencia de tropas estadounidenses garantiza una victoria colonial, en Irán y Honduras Washington recurre a operaciones encubiertas para desestabilizar o derrocar a los presidentes en ejercicio[3].
Lejos de cumplir con sus promesas de campaña, Obama redobla la apuesta guerrerista de su predecesor, George W. Bush. Esto no es nada nuevo en la historia de los Estados Unidos.
En 1963, Lyndon B. Johnson asumió la presidencia luego del asesinato de Kennedy. La primera campaña nacional contra la guerra en Vietnam tomó forma durante su campaña de reelección, en oposición al candidato republicano Barry Goldwater. Johnson, (que finalmente obtendría la presidencia con el 61 por ciento de los votos) había prometido terminar con la guerra, declarando; “nunca enviaré a muchachos norteamericanos a hacer el trabajo que los muchachos asiáticos deben hacer”[4].
EE.UU profundizó la guerra en Indochina, cuestión que disparó proporcionalmente la bronca contra el gobierno y que puso al movimiento contra la guerra de Vietnam en el mapa de las grandes rebeliones del último gran ascenso de masas de fines de los sesentas y principios de los setentas. En un acto contra la guerra frente al capitolio, un veterano señalo el edificio pronunciando estas palabras; “No queremos pelear más, pero si tenemos que pelear otra vez, será para apoderarnos de esos escalones”[5].
Hacia el final de su mandato, en 1968, Johnson tuvo que renunciar, (ya en plena campaña) a su nueva candidatura, mientras el movimiento contra la guerra coreaba las consignas del mayo francés.
Hoy las voces contra la guerra en medio oriente se sienten cada vez más. Obama tiene que enfrentar cifras de dos dígitos en la desocupación, las mayores quiebras de la historia, un aumento de la polarización social en el terreno domestico y fuertes presiones de la derecha republicana. Mientras tanto, y pese a todas las críticas y advertencias, la operación de “salida estratégica”[6] de Afganistán sigue en pié.
Lejos de aquellos a los que movilizó durante su campaña electoral con la promesa de un “cambio”, hoy Obama estuvo sentado con los comentadores de la FOX, disfrutando de una popularidad que la crisis internacional y la situación mundial y domestica seguramente pondrán en cuestión.

NOTAS:
[1]“Obama estuvo en el Juego de las Estrellas de béisbol” En: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1150783
[2] US Marines killed in Afghan bomb blasts En: http://wollongong.iprime.com.au/index.php/news/national-news/us-marines-killed-in-afghan-bomb-blasts,8446641#Scene_1
[3] James Petras; La estrategia de retroceso de Obama. Honduras, Irán, Pakistán, Afganistán (y el efecto boomerang). (14/07/2009). En: http://www.lahaine.org/index.php?blog=3&p=39126.
[4] Franklin, Bruce; Vietnam y las fantasías norteamericanas. Ed. Final Abierto. 2008. Pág.115.
[5] Ibíd. Pág.126.
[6] Jim Kuhnhenn; Obama looking for Afghanistan exit strategy (Associated Press July 15, 2009) En; http://www.gopusa.com/news/2009/july/0715_obama_afghan.shtml

miércoles, 8 de julio de 2009

Zanón, una experiencia de lucha obrera. Fernando Aiziczon, Buenos Aires, Herramienta-El Fracaso, 2009. 223 paginas.

Esteban Vedia*
Zanón, una experiencia de lucha obrera, es la reelaboración de la tesis de licenciatura que Fernando Aiziczon hiciera en la Universidad Nacional del Comahue. Pero el trabajo también es resultado de la experiencia política del autor, fruto de su encuentro, como estudiante, con la lucha de los obreros. Y es justamente de este cruce entre lo académico y lo político que la obra tiene su singularidad, ya que al tiempo que se propone una reconstrucción militante de esa lucha, tensiona conceptos y explicaciones que exceden la descripción, convirtiéndose en un análisis y una propuesta de explicación del proceso.
La obra toma el periodo que va desde el asentamiento de Zanón en Neuquén, allá por fines de los setentas, hasta la puesta en marcha del control obrero, a mediados del 2002. El libro comienza con una Introducción de índole teórica que precisa que Zanón es la experiencia de mayor radicalización política y organizativa en el espectro de las “fábricas recuperadas”. También discute la pertinencia o no de aplicar los conceptos de los teóricos de los nuevos movimientos sociales (NMS) y aclara que esta búsqueda esta motivada por un “vació teórico” en la tradición marxista: la carencia de una teoría de la acción. Finalmente, en este intento de cruzar los teóricos de los NMS y el marxismo, que Aiziczon mismo reconoce poco productivo, pone en tensión otros conceptos tales como campo de protesta, habitus y cultura política de protesta.
En el Capitulo I (Argentina 1976-2001: del Estado al Mercado) recorre las características de la acumulación del capital durante este periodo para detenerse en las distintas formas de protesta social que van emergiendo al calor del agotamiento del mismo. Es de destacar como reconsidera la especificidad de la protesta social durante este periodo (movimientos de desocupados, etc.) pero que asimismo enmarca dentro de las relaciones capitalistas de producción, indicando la fragmentariedad de la protesta y de sus actores.
En el Capitulo II (Neuquén: campo y cultura de la protesta) sistematiza y desarrolla la hipótesis de que en Neuquén ha devenido, en oposición al Movimiento Popular Neuquino, una cultura política de la protesta asentada en la acción directa. Ese campo esta a su vez compuesto por un habitus militante, que pone en juego capitales políticos que se obtienen por medio de una práctica cultural compartida. Es de importancia meridiana el papel de los activistas de izquierda (partidarios o no) en esta cultura de la protesta como organizadores, animadores, trasmisores de prácticas, sin los cuales Zanón es inexplicable.
El Capitulo III (Zanón y las fábricas recuperadas. Un estado de la cuestión) se ocupa de un balance crítico de lo escrito hasta la fecha. Lo que destaca Aiziczon es que sin ubicar y ponderar el papel del militante, externo e interno, no se alcanza la clave explicativa para comprender la direccionalidad que toman los conflictos sociales.
En el capitulo IV (Las raíces estructurales del conflicto en Zanón) hace un repaso de las políticas de ‘promoción industrial’ que beneficiaron a distintos grupos de capitalistas nacionales y que en Neuquén significó la instalación, con incontables ventajas, de Cerámicas Zanón.
En el Capitulo V (Cerámica Zanón antes del conflicto) reconstruye la cotidianidad de la vida obrera en la fábrica, incluyendo su dimensión política, desde la vuelta de la democracia en 1983 hasta el año 1996, antesala de del conflicto.
En Capitulo VI (La Lucha por la recuperación del sindicato) reconstruye la intrincada red de relaciones que se fue constituyendo alrededor del núcleo de activistas, en el que destaca Raúl Godoy, militante del trotskista Partido de los Trabajadores Socialistas. Aparece así todo el peso del papel de los activistas. Relata como esta red se fue articulando por medio de actividades sociales y culturales (asados, campeonatos de fútbol, etc.) y como a partir de estas pudo recuperar la Comisión Interna y luego el Sindicato (SOECN, que también agrupa a otras tres fábricas). Al mismo tiempo destaca como los aportes del trotskista Raúl Godoy cristalizaron en nuevas prácticas basadas en la democracia obrera y la acción directa.
En el Capitulo VII (La recuperación del sindicato y la construcción del una tradición combativa, 1998-2002) relata los primeros pasos de esta gesta obrera, recuerda como la muerte del joven obrero Daniel Ferras, el sábado 15 de Julio del 2000, disparó la bronca contra la patronal, dando inicio a un ciclo de luchas que termina con la ocupación y puesta en funcionamiento bajo control obrero de la fábrica. Destaca la capacidad de los obreros de ganarse ‘el apoyo de la comunidad’ con una persistente actividad de difusión del conflicto.
En el Capitulo VIII (Antes del Control Obrero) analiza cómo durante los ajetreados meses del año 2001 los obreros de Zanón fueron tejiendo redes de solidaridad política y social, regional y nacional, alrededor de su conflicto. Destaca entre estas redes la solidaridad militante con las corrientes de desocupados (especialmente el Movimiento de Trabajadores Desocupados del populoso barrio San Lorenzo) y el rol y el protagonismo de la cultura de la protesta en estas redes.
El libro termina con el Capitulo IX (Política y cultura en la construcción de la identidad ceramista). Allí sostiene que el proceso de luchas y resistencia de los ceramistas se puede dividir en dos momentos, uno dirigido hacia adentro, de constitución y consolidación del núcleo afectivo de los ceramistas; y otro hacia fuera, de expresión de esa afectividad y de consolidación una identidad clasista. Identidad en la que mucho tuvo que ver, dice Aiziczon, la intervención del PTS y Raúl Godoy. Sin embargo esta identidad no es homogénea ni esta exenta de contradicciones. Concluye planteando las condiciones que posibilitaron la emergencia de Zanón: primero, el despliegue de un activismo de base (alimentado y acompañado por nuevos dirigentes); segundo, la solidaridad de las organizaciones; y tercero, la presencia del arco militante.
Para finalizar, realizo unas breves consideraciones críticas sobre el trabajo de Aiziczon. La tesis más fuerte del autor es que el caso de Zanón no se puede explicar sin la presencia de activistas (sujetos militantes de la cultura de la protesta neuquina) tanto dentro de la fábrica como fuera de ella. Esta tesis se apoya en otra, más general, que sin ponderar el peso de los activistas no se puede comprender la direccionalidad de ningún conflicto. Pues bien, este es el punto más débil del trabajo de Aiziczon, ya que en el texto la direccionalidad esta subsumida, oculta, bajo las prácticas culturales de los activistas neuquinos. Así, la historia de Zanón que nos presenta Aiziczon es una historia sin política o mejor dicho, donde las estrategias políticas de los actores (sindicatos, movimientos de desocupados, partidos, etc. incluido el SOECN o el PTS) pierden su especificidad, su singularidad, quedan veladas detrás de las afinidades culturales. Así, por poner un ejemplo entre muchos, la política para “ganarse a la comunidad” queda inscripta como un acierto sin más cuando en realidad corresponde a una clara orientación de “hegemonía obrera” por parte del SOECN. Aiziczon acierta al plantear que la direccionalidad de cualquier conflicto debe ser comprendida en términos de la influencia de los activistas, pero la dimensión política (estratégica y táctica), el cómo, cuando y porqué de esa direccionalidad debe salir a la superficie para que el análisis cultural no borre las intenciones y efectos no deseados de las orientaciones políticas.
Esta debilidad no debe hacer perder de vista el aporte que Aiziczon realiza, no sólo al campo de la historia en general, sino sobre todo a los militantes en particular, que encontraran en este libro una fuente de reflexión e inspiración.
* Prof. en Historia, Universidad Nacional del Comahue.

Serie Economía Marxista, 3ª entrega

Por Esteban Vedia
Mercancía y dinero (tercera parte)
En las anteriores entregas hemos recorrido el camino que se inicia en la mercancía para comprender el origen del dinero. Primero vimos cómo la mercancía es una relación que contiene al valor de uso y al valor de cambio, vimos cómo es el trabajo humano la sustancia común de todas las mercancías y cómo el tiempo de trabajo socialmente necesario es la medida social del mismo. Por último vimos cómo el dinero se origina en esa misma oposición de valor y valor de uso. El secreto del dinero quedaba develado.
El fetichismo de la mercancía
Marx llamaba “fetichismo de la mercancía” al proceso por el cual las relaciones económicas, sociales, se objetivaban y quedaban ocultas a la vista. Así las relaciones de valor aparecían como relaciones entre cosas (mercancía-dinero) cuando en realidad eran relaciones entre personas, oculta por la relación entre cosas.
Este carácter enigmático de los productos del trabajo deviene porque la igualdad de los trabajos humanos adopta la forma material de la igualdad objetiva de valor de los productos del trabajo. Esto quiere decir que si dos mercancías diferentes tienen una cantidad igual de valor, una misma cantidad de tiempo de trabajo contenida en ellas, se manifiesta entre ellas como una igualdad de sus valores, representados en dinero. Así la medida del gasto de fuerza de trabajo humano por su duración, cobra forma de la magnitud del valor que alcanzan los productos del trabajo. Por último, las relaciones entre los productores, en las cuales se hacen efectivas las determinaciones sociales de sus trabajos, revisten la forma de una relación social entre los productos del trabajo.
Lo que a nuestra vista, aparece como una forma fantasmagórica de una relación entre objetos (mercancía-dinero), entre cosas, es sólo la relación social determinada entre las personas.
El carácter de valor que presentan los productos del trabajo, no se consolida sino por hacerse efectivos en la práctica como magnitudes de valor. Estas magnitudes cambian de manera constante, por los cambios en las fuerzas productivas, independientemente de la voluntad, las previsiones o los actos de los sujetos de intercambio. Su movimiento social posee para ellas la forma de un movimiento de cosas bajo cuyo control se encuentran, en lugar de controlarlas. Así por ejemplo hoy, la crisis económica, la desocupación y otros fenómenos económicos, aparecen como procesos naturales, objetivos, cuando en realidad expresan cambios acumulados en las relaciones capitalistas de producción.
Marx defendió la idea de que se requiere de una producción de mercancías desarrolladas de manera plena antes de que brote, a partir de la experiencia misma, la comprensión científica de que los trabajos privados son reducidos en todo momento a su medida de proporción social en las relaciones de intercambio de sus productos, el tiempo de trabajo socialmente necesario se impone de modo irresistible como ley natural reguladora (ver primer articulo de la serie). Su desciframiento borra la apariencia de la que la determinación de las magnitudes de valor alcanzadas por los productos del trabajo es meramente fortuita, pero en modo alguno elimina su forma de cosa.
Antes de continuar, repitamos (ver primer articulo de la serie) que así como el valor se representa en el dinero y el dinero se erige en representante de los valores, los precios, expresiones dinerarias de los valores, representan no directamente los valores sino el cuanto pueden subir o bajar la denominación dineraria por encima o por debajo de esos valores. Ese más o menos responde a cosas secundarias como la oferta y la demanda, etc. Así, en el capitalismo, los precios y los valores la mayoría de las veces no coinciden, el valor aparece así como un promedio social.
El proceso de intercambio
El proceso de intercambio se representa en la figura M-D-M, donde M son las mercancías y D el dinero, que cumple una función mediadora. M-D es la venta y D-M es la compra. En este caso se representa la operación por la cual un poseedor de M vende, la cambia por dinero y con éste realiza una compra, es un intercambio mercantil simple.
Así, en el proceso de intercambio, en el cual se enfrentan los poseedores de mercancías, las cuales son no-valores de uso para sus poseedores y valores de uso para sus no-poseedores, las mercancías deben realizarse primero como valores antes que puedan realizarse como valores de uso. Esto quiere decir que si yo vendo una mercancía la vendo porque yo ya no le encuentro otra utilidad, para mi no tiene más uso que ser un puro valor. Y al contrario, si yo compro una mercancía, la compro porque veo en ella una utilidad concreta, la compro para satisfacer una necesidad. Y finalmente quiere decir que para que yo pueda consumir (valor de uso) debo antes comprar (valor).
Por otro lado, como lo explicamos en la segunda entrega, en el proceso social de intercambio se aparta del mismo una mercancía determinada (sal, oro, etc.) en la cual todas las demás representan su valor, cumpliendo así una función específicamente social. Así una mercancía no parece transformarse en dinero porque todas las demás mercancías representan en ella sus valores, sino que a la inversa, éstas parecen representar en ella sus valores porque es dinero. El movimiento mediador se desvanece en su propio resultado, no dejando tras de si huella alguna.
La transformación del dinero en capital
A diferencia de la forma mercantil simple, vender para comprar o M-D-M, en el capitalismo ya desarrollado el producto último de la circulación mercantil es el dinero, y como tal ésta es la primera manifestación del capital. Así el dinero en cuanto dinero y el dinero en cuanto capital sólo se distinguen en cuanto a la forma de circulación. En M-D-M el dinero es mero medio de circulación. En D-M-D, o comprar para vender, el dinero ya circula como capital. Aquí el dinero deviene capital, aquí el dinero no se gasta, no se consume, sino que se adelanta para comprar mercancías para volverlas a vender. Aquí el dinero se transforma en capital, funciona como capital. En M-D-M el objetivo es el valor de uso, en D-M-D es objetivo es el valor de cambio (intercambio de dinero por dinero).
Pero para que se complete esta forma, para que el intercambio tenga sentido debe haber una diferencia cuantitativa, de magnitud, en los dos extremos de la forma, porque en D-M-D hay intercambio de equivalentes, no hay diferencia alguna. La nueva formula debería ser, entonces, D-M-D’, donde D’ es igual a D más un incremento (D’= D+∆D, el símbolo ∆ representa incremento). A dicho incremento, o al excedente por encima del valor originario, Marx lo denomina plusvalor. Así la formula D-M-D’ transforma a D en K (capital). Y el capitalista es el vehículo consciente de este movimiento.
El capital (K) es un valor que se valoriza en el cambio de forma, hay un proceso de autovalorización. Sin embargo D-M-D, en la medida de que hay un incremento o D-M-D’, contradice la ley del valor ya que no hay intercambio de equivalentes, esta es la contradicción de la formula general del capital.
El problema está justamente en el incremento de D (∆D o plusvalor). Primero debemos aclarar que en su forma pura, respetando la ley del valor o que las mercancías se intercambian según el tiempo de trabajo socialmente necesario, D-M-D es un intercambio de equivalentes. Pero si se intercambian equivalentes no se origina plusvalor alguno. Por lo tanto debemos dirigir nuestra atención a D-M-D’ y sobre todo al incremento de D (∆D), al plusvalor. El plusvalor debe surgir de la esfera de la circulación, porque tiene que surgir de un intercambio de equivalentes, y no puede surgir de de la circulación porque deben intercambiarse no equivalentes. Tenemos así una contradicción que resolveremos dirigiéndonos hacia el proceso de producción del plusvalor. Ese será el tema de nuestras próximas entregas.

miércoles, 24 de junio de 2009

Entrevista en TVPTS.TV

Cuelgo el Link de la entrevista que le hice a Fernando Aiziczon, autor del libro: Zanon, una experiencia de lucha obrera.
http://www.tvpts.tv/spip.php?video=520

jueves, 18 de junio de 2009

Postales de la crisis:Horrores supremacistas

Corrida de atentados neonazis en los EE.UU.

(En la foto: Daniel Cowart -20- con un fusil M50. Detenido en Octubre pasado bajo el cargo de planificar un atentado contra Barack Obama).
La crisis económica esta arrojando como resultado una escalada de violencia ultra derechista en los EE.UU. El asesinato de un guardia de seguridad negro a las puertas del Museo del Holocausto en Washington fue el último de una serie de ataques perpetrados contra personas de color, clínicas de aborto, iglesias “gay friendly”, inmigrantes y fuerzas de seguridad entre otros.
Una mezcla de resentimiento por las condiciones de la crisis económica, el aumento de la desocupación, el racismo y el detonante que para estos grupos supremacistas significa la primera elección de un presidente negro en la historia de su país, son las condiciones básicas para que este fenómeno se desate. La situación deja incluso perplejas (y condicionadas por un reflejo aterrador) a las agencias de servicios de inteligencia norteamericanas. En diciembre del 2008, investigando el asesinato de un tal James Cummings en el estado de Maine (donde Stephen King, el maestro de la literatura del Horror situó todas sus novelas), encontraron en la casa del mismo y junto a una extensa “colección” de objetos nazi, un instructivo para armar una bomba “sucia” y la friolera de cuatro barriles completos almacenados con plutonio.
Inflamados por diversas teorías conspirativas, los ataques fundamentalistas aumentaron en el último año. Hace dos semanas, el doctor de una clínica que practica abortos legales en Kansas fue baleado en una iglesia por un activista antiabortivo. En abril, un hombre que luego declaro estar lleno de ira por la elección de Obama, mato a dos policías. En enero, el día después de la asunción del nuevo presidente, otro hombre mató a dos negros a quemarropa. Este último atentado fue precedido de otro similar en Tennessee, donde el perpetrador de otros dos asesinatos, nuevamente en una iglesia, dejó una nota donde condenaba la admisión de personas gay entre su congregación. Todas las redadas, investigaciones y detenidos arrojaron por resultado una inmensa cantidad de propaganda neonazi incautada y las computadoras personales de los perpetradores rebozando con contenidos ultra fascistas.[1]
Desde Waco y el atentado de Oklahoma[2] a manos de Timothy McVeigh en 1995, sumada al advenimiento de la era Bush y su agresiva política externa y los ataques a las libertades civiles luego de los atentados a las torres gemelas, estos grupos estaban contenidos, la ultraderecha radical parecía venir perdiendo protagonismo y “serenada”; pero lo cierto es que los casos arriba mencionados y muchos otros más dan cuenta de cómo este escenario está mutando de manera más acelerada que lo previsto por muchos analistas.
Políticos republicanos, como la congresista Michelle Bachman, más la incansable acción de medios como la FOX corporation news, (en EE.UU; en la TV y la radio) no hacen otra cosa que inflamar la situación. Bachman declaró que Obama estaría planeando instalar verdaderos campos de concentración para “rehabilitar políticamente” a los jóvenes norteamericanos, mientras que Bill O´Reilly, anfitrión de un programa de televisión nocturno que se emite diariamente por la mencionada cadena televisiva llamó “asesino de bebés” al medico masacrado en la clínica abortiva.
Este comentador es el responsable de fogonear la idea de los “campos de concentración” para republicanos, del “socialista y comunista” (¡?) Barack Obama, y sus “planes” para recortar los derechos de portación de armas, cosa que no se sostiene por prueba alguna. La sola mención de esta última posibilidad disparó una fiebre de ventas de municiones en todo el país, que obligó a la policía a racionar sus propios proyectiles. En boca de este señor; “si usted tiene algún miedo de que estemos marchando hacia un Estado totalitario, pues, ¡póngase en alerta! Algo está por pasar y no va a ser nada bueno…”[3]
En abril, un hombre en Pittsburg mato tres policías porque, según declaró, temió que vinieran a su hogar para cumplir los supuestos deseos de Obama de abolir la tenencia individual de armas.
A seis meses de asumir la nueva administración, y bajo el fuerte impacto de la crisis económica, la polarización social aflora a plena luz, con todos los elementos morbosos “a la americana”. La acción de estos grupos que “aletargaron” durante los últimos años, es coordinada y organizada a través del internet, y su estado celular las convierte en algo muy difícil de monitorear y controlar para el gobierno federal.
Las manifestaciones extremistas por parte de la cada vez más atomizada y golpeada clase media urbana norteamericana, de mayoría blanca (aunque en números demográficos en pleno retroceso) se expresa de a poco pero sostenidamente, de manera exacerbada, como ya lo supo hacer en el pasado.
Un ejemplo histórico que sirve para graficar el extremismo blanco en los EE.UU es el de la masacre de Tulsa, en pleno auge del Ku Klux Klan en 1921. En esta ciudad, la noche del 31 de mayo, más de 300 negros fueron masacrados. La ciudad vivía un auge petrolero, y los negros afluían a la ciudad en busca de trabajo. La comunidad afroamericana prosperaba, muchos orgullosos veteranos de la guerra eran sus principales figuras.
Esto disgustó a los blancos, que tras el pretexto de un supuesto “manoseo” en un ascensor por parte de un adolescente lustrabotas negro a una chica blanca, comenzaron a atacar el barrio negro de Greenwood. Eventualmente, los blancos, algunos de ellos pilotos de la reciente guerra en Europa, corrieron hasta el aeródromo más cercano y decidieron bombardear el sector entero. Construido casi enteramente de madera, el barrio entero ardió rodeado por hordas rampantes de racistas a lo largo de toda la noche. Los blancos que trataban de salvar a los negros del infierno de las llamas también eran asesinados. Nadie fue detenido por lo sucedido en Tulsa aquella noche y, pese a las numerosas peticiones, nunca se ha autorizado la búsqueda de las fosas comunes donde fueron arrojados los cientos de cadáveres. Recién para el año 1998 se autorizó la conformación de un organismo de investigación independiente. Solo sobreviven una decena de personas de muy avanzada edad.[4]
Frente a la realidad que imponen los renovados ataques reaccionarios en la actualidad, y a las atrocidades cometidas contra los desamparados a lo largo de la historia, los explotados y marginados de los Estados Unidos deben estar más alertas y precavidos que nunca.
La movilización de estos grupos racistas y antiobreros, debe hacer sonar la alarma para convocar a la unidad y a una movilización más activa por parte de los trabajadores. Si no se levantan frente al terrorismo de está minoría y sus acciones y no la acorralan con las armas infinitamente superiores que les da la unidad de sus filas y la movilización, entonces las bárbaras acciones de estos grupejos neonazis tienen más posibilidades de repercutir al interior del polarizado escenario político norteamericano.
Acciones ejemplificadoras por parte de los trabajadores, fortalecen a los desposeídos y los ayudan a inmunizarse contra estás falsas ideologías. Como lo fueron la toma de la fábrica de aberturas Republic Doors and Windows de Chicago, en diciembre del 2008, donde en una huelga activa sostenida por trabajadores latinos, (inmigrantes de países con más escuela “sindical”), junto con negros y blancos americanos, se logró romper con la histórica línea de “juntos, pero separados” que prima en las relaciones inter raciales en el movimiento obrero norteamericano.[5] O las tomas de las filiales de la fábrica Hart Schaffner y Marx, uno de los mayores (y últimos) fabricantes de trajes masculinos de los Estados Unidos, que el 11 de mayo votaron a mano alzada en asamblea a favor de ocupar la fábrica si los nuevos dueños trataban de cerrarla[6]. Otro ejemplo es el de los estudiantes que tomaron un importantísimo College (la New School for Social Research) en el centro de Nueva York, contra reformas liberales en la Educación, también en diciembre del año pasado. Esta institución, una universidad de estudios sociales muy reconocida, estuvo tomada bajo el lema “contra los capitalistas y sus guerras ‘¡ocupadlo todo!”[7].
Este tipo de acciones militantes, sumadas a una solidaridad activa para con los pueblos oprimidos por los propios imperialistas norteamericanos, marcan un camino alternativo a los fenómenos de descomposición social en curso.
Enfrentar con la unidad y la lucha en su propio terreno a aquellos que van sembrando el racismo y reclutan a la pauperizada clase media blanca para su política fascista, y que solo les presentan “historias de horror” a los trabajadores y explotados del sistema, se presentan como los pasos estratégicos a seguir para poder llevar adelante esta tarea pendiente.
Autor: Darío Martini.

NOTAS:
[1] Artículo: Paul Harris; Far-right shootings raise fear of hate offensive in America, en http://www.guardian.co.uk/world/2009/jun/14/rightwing-extremists-racists-us
[2] En el episodio de 1993 de Waco en Texas, la secta apocalíptica “Davidianos del séptimo día", liderados por (alias) David Koresh, se auto confinaron en su propiedad fuertemente armados durante 51 días. El FBI ingresó violentamente el 19 de abril de 1993. El recinto fue consumido completamente por las llamas, murieron entre 72 y 86 hombres, mujeres y niños, incluyendo a Koresh. Timothy McVeigh, un veterano de la primera guerra del golfo, planificó un atentado para vengarse con el gobierno por lo de Waco. El peor ocurrido en suelo estadounidense hasta el 11 de septiembre del 2001. McVeigh estacionó una furgoneta bomba y voló un edificio que albergaba oficinas del FBI y una guardería en Oklahoma City. Murieron 168 personas, entre ellos 19 niños (400 resultaron heridas). Mcveigh, a tono con la nueva retorica inaugurada en el golfo pérsico, declaró que las victimas no habían sido más que “daños colaterales”.
[3] Far-right shootings raise fear of hate offensive in America (Op.Cit.)
[4] Scott Ellsworth; The Tulsa Race Riot, en:http://www.tulsareparations.org/TulsaRiot.htm.
[5] Celeste Murillo; “Ocupan fábrica en tierra de Obama” (11 de diciembre de 2008) En; http://www.pts.org.ar/spip.php?article11362
[6] Pepe Lozano; Obreros de la aguja luchan por salvar sus empleos. En http://www.pww.org/article/articleview/15634/
[7] Barucha Peller: “Ocupadlo todo!”: la batalla de los estudiantes neoyorkinos para recuperar la mítica New School. En internet en: http://odiseo.com.mx/marcatexto/2009/05/estudiantes-de-nueva-york-contra-mercantilizacion-en-la-educacion/

miércoles, 27 de mayo de 2009

Mercancía y dinero (segunda parte)

Por Esteban Vedia

Serie Economía Marxista: 2ª entrega


Un vez más: valor de uso y valor
En la anterior entrega definíamos a la mercancía como la unidad entre valor de uso y valor (de cambio). Y decíamos que la fuente de valor es el trabajo y también que el valor de uso y el valor de cambio son completamente independientes. Sin embargo debemos aclarar que es el mismo trabajo humano el que otorga valor de uso y valor a las mercancías. Esto es lo que Marx llamaba carácter dual del trabajo contenido en las mercancías y que permitía justamente la unidad entre valor y valor de uso.
Trabajo útil y trabajo abstracto
Como trabajo útil, el trabajo es condición de la existencia humana, ya que es el trabajo que le otorga utilidad a las mercancías. El trabajo útil es trabajo de carpintero, tornero, mecánico o albañil. Cuando nos preguntamos sobre él, indagamos sobre el cómo se hicieron las mercancías o sobre qué son las mercancías de las que hablamos, atendemos a sus cualidades. Asimismo el valor de uso, la utilidad, es el sustrato material del valor de cambio. Esto significa que las mercancías no pueden enfrentarse unas a otras si no tienen trabajos útiles diferentes. Cambiar dos cosas de la misma utilidad no tiene sentido, debo cambiarla por otra cosa.
El otro aspecto del trabajo contenido en las mercancías es el trabajo abstracto. Este es el representado en el valor, y más específicamente, en la magnitud de ese valor. Así como con el trabajo útil nos preguntábamos con respecto al qué y al cómo, aquí nos preguntamos con respecto al cuanto. Ya qué para medir una magnitud debemos cuantificarla. Si decíamos que las mercancías se expresan como valores, para poder intercambiarlas debemos atender no ya a su utilidad, sino a su cantidad, a la magnitud de trabajo que tienen contenido en ellas. Y para que el valor aparezca debemos abstraernos de las cualidades especificas de las mercancías, es decir de su trabajo útil representado en el valor de uso.
A riesgo de quedar repetitivos: para intercambiar dos mercancías debo buscar que tienen en común, ¿es el trabajo especifico que les da utilidad social?, no; sino el trabajo abstractamente humano que me permite establecer una relación cuantitativa con las demás mercancías. Esto no debe ser entendido de manera tal que el trabajo es una vez trabajo útil y otra vez trabajo abstracto, sino que el propio trabajo, bajo la forma capitalista de producción, es a la vez trabajo útil, concreto, trabajo de carpintero, etc., que da utilidad a los objetos, y al mismo tiempo, trabajo abstracto, que otorga valor social a las mercancías.
Riqueza y valor
Este planteo de Marx sobre el carácter dual o bifacetico del trabajo le permitió descubrir que una cantidad mayor de valores de uso constituirá una cantidad mayor de riqueza material, pero que, a la masa creciente de riqueza material puede corresponderle una reducción simultánea de su magnitud de valor. ¿Por qué? Porque, como dijimos antes, porque el valor (su magnitud) es independiente de valor de uso, el valor se determina en relación a la cantidad de trabajo humano abstracto, el valor de uso en relación al trabajo útil concreto.
Supongamos que tenemos un trabajo útil que produce equis mercancía, si la fuerza productiva del trabajo aumentara, aumentarían los valores de uso producidos. Si la fuerza productiva del trabajo disminuyera, disminuirían los valores de uso. Es decir entre los valores de uso y la fuerza productiva del trabajo hay una relación directa.
En cambio, por el contrario, un cambio en la fuerza productiva del trabajo en nada afecta el trabajo representado en el valor. El mismo trabajo, por más que cambie la fuerza productiva del trabajo, rinde siempre la misma magnitud de valor. Pero en el mismo espacio de tiempo suministra valores de uso en diferentes cantidades.
Esto tiene una importancia decisiva desde el punto de vista histórico porque demuestra el carácter específicamente capitalista de la producción de mercancías, pero no de los valores de uso. Es más, demuestra que en la forma mercantil de los valore de uso esta contenida también la posibilidad del desarrollo de una producción de valores de uso en forma no mercantil, es decir, no capitalista. Y que el desarrollo de las fuerzas productivas del trabajo bien puede ser puesto al servicio de satisfacer las necesidades humanas (valores de uso-riqueza material) y no necesariamente al servicio de la producción de valores.
La manifestación del valor: el dinero
Marx partió de la relación de intercambio o del valor de cambio para descubrir el valor de las mercancías, oculto en esa relación. Es decir, el valor aparece como la relación entre dos cosas, dos mercancías, pero en realidad es el curriculum vitae de esa mercancía, es decir, el trabajo humano en ella objetivado. Pero hasta ahora no hablamos más que de mercancías que se relacionan con otras mercancías, como en el trueque primitivo. Sin embargo, en las sociedades de desarrollo mercantil el valor de las mercancías se expresa por medio de su precio, su denominación monetaria o dineraria, por medio del dinero. ¿Pero qué es el dinero? La utilidad del dinero es nula, sólo sirve para los fines del intercambio mercantil, pero cómo. Para responder ello es necesario ver cómo se manifiesta el valor en el dinero, para ello, vamos a desarrollar todas las formas de expresiones de valor existentes en las mercancías, desde la más simple hasta la más desarrollada, el dinero.
En primer lugar esta la forma simple o singular de valor. Es la forma en que se vinculan dos mercancías, por ejemplo el trueque: X mercancía A = Y mercancía B, o X m A vale Y m B. Llamamos valor relativo a “A” y equivalente a “B”, o sea que “A” se expresa en “B”, o “A = B”, o “B” sirve para expresar el valor de “A”. Expresa también una relación de magnitudes, por ejemplo, 15 metros de tela = 1 saco. En esta relación entre valor relativo y equivalente queda oculta la relación de valor, ya que lo único que parece valer es el equivalente, en esta relación A (tela) sólo expresa valor de uso, y B (saco) sólo valor.
En segundo lugar esta la forma total o desplegada de valor. En esta forma el valor relativo (15 metros de tela) se relaciona con el mundo de las mercancías como su equivalente, es decir se expresa en 1 saco, en 10 kg. de té, en 2 onzas de oro, en ½ tonelada de hierro o en cualquier otra mercancía. Aquí se vuelve obvio, contra lo que siguen pensando los economistas burgueses, es que no es el intercambio el que origina el valor de la mercancía, sino a la inversa, es el valor de la mercancía el que rige sus relaciones de intercambio.
En tercer lugar encontramos a la forma general de valor. En ella múltiples valores relativos se expresan en un solo equivalente: 1 saco = 15 metros de tela, 10 kg de té = 15 metros de tela, 20 kg. de café = 15 metros de tela, 1 kg. de trigo = 15 metros de tela, 2 onzas de oro = 15 metros de tela, ½ tonelada de hierro = 15 metros de tela, X mercancía A = 15 metros de tela, etcétera. En este caso, el equivalente actúa como encarnación visible del trabajo humano. Una mercancía solo alcanza la expresión general de valor porqué, simultáneamente, todas las demás mercancías expresan su valor en el mismo equivalente.
En cuarto y último lugar llegamos a la forma dinero, que es cuando el oro u otro metal precioso alcanza el lugar del equivalente, así el equivalente general se ha sellado socialmente. Como se ve de la forma general a la forma dinero lo único que varía es la forma del equivalente general. Así el secreto del origen y función del dinero empezaba a quedar resuelto.
Algunas aclaraciones finales. En primer lugar Marx buscaba plantear los elementos básicos, fundamentales, del funcionamiento del capitalismo, y no explicar elementos tales como la emisión monetaria, la inflación, etc. fenómenos de mucha relevancia económica en los últimos 50 años y que desarrollaremos hacia el final de esta serie, una vez que veamos el sistema crediticio y bancario. Y en segundo lugar aquí nos referimos a lo esencial de lo que Marx dijo sobre el dinero, porque lo que él buscaba aclarar eran dos elementos fundamentales: uno el origen del valor como producto de las relaciones sociales de producción, lo que es lo mismo que decir que el valor mercantil tiene su origen en el trabajo humano; y dos, como la forma dinero y la forma mercantil de los valores ocultaban este origen social del valor (a ello llamó el fetichismo de la mercancía, que será examinado en la próxima entrega).

martes, 19 de mayo de 2009

El Programa de Transición y la cuestión de las direcciones

Por Juan Dal Maso

La lectura del Programa de Transición sobre las relaciones entre la clase trabajadora y sus direcciones es uno de los grandes aspectos polémicos del texto elaborado por León Trotsky.

La afirmación sobre que la crisis de la humanidad puede reducirse a la crisis de la dirección revolucionaria del proletariado, ha sido sometida a una dura crítica por quienes, contra la estrategia delineada por el marxismo, suelen ubicarse como defensores de las conducciones “realmente existentes” y del programa mínimo.

En otro texto sobre la revolución y la guerra civil en España, Trotsky afirma que las masas obreras estuvieron a 180º de sus dirigentes, en los que hace recaer la responsabilidad por la derrota de la revolución española. La interpretación dogmática de estas expresiones o la caricatura, que es su contraparte, han generado no pocos errores políticos y de concepto. Intentaremos contextualizar los conceptos de Trotsky y analizar su realidad actual.

Los años ’30, la crisis de dirección de la clase trabajadora y la conceptualizaciòn de Trotsky

Cuando Trotsky hablaba de que la situación mundial (en 1938) se caracterizaba por la crisis de dirección del proletariado, se refería a diversos fenómenos relacionados: a)la degeneración de las corrientes que históricamente habían conducido al movimiento obrero en nombre del marxismo, es decir, los partidos socialistas europeos y el stalinismo surgido de la burocratización de la URSS y los partidos comunistas. b) estas direcciones volcaban todo su peso en el movimiento obrero para llevar la lucha de clases a la conciliación con el capitalismo (en ese momento con la “burguesía democrática”). c) no sólo estaban las corrientes abiertamente reformistas, sino que también hay corrientes que hablan en nombre de la revolución pero en los momentos decisivos siguen una política de conciliación, como fue la experiencia del Partido Obrero de Unificación Marxista español, a las que Trotsky llama “centristas”.

Para ilustrar estas definiciones, baste mencionar la negativa tanto del PS como del PC alemán a la lucha común contra el nazismo, que facilitó el ascenso de Hitler.

En España en 1936, la clase trabajadora y los campesinos luchaban por las tierras, las fábricas y la derrota de Franco, mientras el PS y el PC, en el Frente Popular con los partidos “democráticos”, se oponían a las expropiaciones de tierras y desarmaban las milicias obreras, persiguiendo a los anarquistas y marxistas, garantizando de esta forma el triunfo de Franco, como bien puede verse en la película Tierra y Libertad de Ken Loach. También puede verse Novecento, de Bertolucci que muestra muy bien el rol jugado por el PC italiano a la salida de la Segunda Guerra Mundial, desarmando a los partisanos porque “volvía la democracia” y “los patrones no existían más”.

Entonces, cuando Trotsky sostiene que la crisis de la humanidad puede reducirse a la de su dirección revolucionaria, no está trazando una ley universal igualmente aplicable para todas las épocas y lugares con la misma intensidad. Está hablando de una situación mundial específica en la cual las direcciones son el principal obstáculo para el triunfo de la revolución.

Los que caricaturizan la reflexión de Trotsky, simplemente tendrían que releer el Programa de Transición (o capaz leerlo por primera vez).

Boom, reformismo y después

La inconmensurable destrucción de fuerzas productivas operada durante la Segunda Guerra Mundial, creó las condiciones para una recomposición del capitalismo bajo la hegemonía yanqui, que tuvo su expresión en el Plan Marshall para la reconstrucción de Europa. Esta situación de reconstrucción del capitalismo dio lugar a un crecimiento económico relativamente prolongado y fortaleció a la socialdemocracia y a los PC de Occidente, cuyo ofi cio consistía en conseguir algunas migajas del capitalismo y sostenerlo a la vez y bloqueó la perspectiva de la revolución en los países centrales.

Las derrotas de los levantamientos contra la burocracia de Moscú en Hungría, Checoslovaquia y Polonia, desde los ‘50 a los ‘80, junto con el desvío y la represión de los procesos de los ’70 en el centro y la periferia, fueron cambiando aún más la subjetividad de la clase trabajadora. La película Good Bye Lenin muestra bien las expectativas con que la juventud y amplias franjas de trabajadores recibieron la vuelta del capitalismo en Alemania Oriental. (También muestra que nos robaron el mundial ’90 para hacer propaganda de la Alemania unifi cada, pero esa es otra historia…)

Entonces, al problema del predominio del reformismo (que se fue haciendo “social-liberal”) en el movimiento obrero o sea a la “crisis de dirección” de la clase trabajadora se vino a sumar una “crisis de subjetividad” de la clase, es decir que ésta fue perdiendo la perspectiva de la revolución y se vio cuestionado su rol como agente de los cambios históricos.

Esto empezó a cambiar desde los últimos 15 años y hoy estamos ante una crisis mundial que ya se ha llevado puestos algunos gobiernos y ha despertado procesos de lucha de clases, incluso con métodos radicales como las tomas de los gerentes como rehenes en Francia. Pero venimos de un escenario de retrocesos importantes de la clase trabajadora. Por eso, cualquiera que recite como un credo la frase de que la crisis de la humanidad se reduce a la crisis de la dirección de la clase obrera o que las bases están a 180º de las direcciones existentes en todo tiempo y lugar, simplemente no se enteró de lo que pasó durante los últimos 70 años.

En esas lecturas groseras se basan los partidarios de las corrientes de centroizquierda para caricaturizar el punto de vista de los marxistas, porque así la discusión está ganada de antemano.

La actualidad del problema

Frente a la crisis, todas las direcciones y las corrientes políticas del movimiento obrero nos veremos puestas a prueba. Tomemos el ejemplo concreto de Neuquén. El principal sindicato de la región, que es el de petroleros privados, venía persistiendo en su práctica pro-patronal de aceptar los preventivos de crisis, hasta que éstas lo empujaron a tomar medidas mínimas frente a la amenaza de despidos masivos. Finalmente el acuerdo alcanzado luego de semanas de negociaciones, conciliación obligatoria y paros suspendidos, se basa en mejorarle el precio a las empresas para que vuelvan a poner activos los equipos. Por su parte, los gremios de la CTA, que tienen una actitud de lucha diferente a la de Pereyra, se destacan por su capacidad de luchar por separado y a destiempo, con el argumento de que cada organización tiene sus ritmos.

La práctica sostenida de encarar el reclamo de forma sectorial puede conseguir algunas cosas en un momento de crecimiento económico, pero puede volverse un obstáculo en un momento de crisis capitalista como el actual. En una época en que todavía no hay radicalización, las contradicciones entre las direcciones y sus bases se empiezan a expresar en los límites que encuentra el sindicalismo corporativo (que divide a la clase obrera por sectores) a la hora de satisfacer los reclamos de los trabajadores cuando la burguesía no quiere dar concesiones.

Tradición y dirección

Los defensores de las conducciones “progresistas” sostienen el siguiente argumento, al parecer infalible: si las direcciones no responden a las bases, y estas no las cambian, será porque están conformes.

Pero estas luminarias olvidan que una dirección no es algo que se construya de la noche a la mañana, como no se construye de la noche a la mañana una organización. La constitución de una dirección con un determinado programa es producto de una experiencia previa, que va moldeando la conciencia de los trabajadores hacia una orientación. Esa orientación, a fuerza de repetición se vuelve un sentido común para la mayoría. De ello resulta que no se puede cambiar de dirección como de camisa. Por eso, el segundo aspecto para pensar la crisis de dirección es cuál es la tradición que han construido esas direcciones que empiezan a ponerse a prueba y hasta dónde esa tradición permite a la clase trabajadora dar una respuesta a la altura de la situación que se abre. Por eso, no se trata de sacar a las direcciones actuales para ocupar su lugar sin más, es necesario crear una nueva tradición en la clase trabajadora, que se exprese en miles de hombres y mujeres dispuestos a luchar por un programa para que la crisis la paguen los capitalistas.

En la medida en que demos esta pelea, iremos construyendo nuevas direcciones a la altura de las circunstancias. Esta tarea apremia porque las direcciones actuales, mientras se mantengan en su práctica previa a la crisis, se encontrarán cada vez más en contradicción con las necesidades de la lucha de los trabajadores y se transformarán en un freno cada vez más evidente que será necesario sacar del medio. Aquí queda en primer plano el problema de con qué estrategia damos la lucha. Ese será el tema de la próxima y última nota de esta serie.

viernes, 24 de abril de 2009

Postales de la Crisis: Obama; la esencia por sobre la apariencia.


Por Darío Martini.

Desde los fervientes “cien días” de Roosevelt en 1933 no se seguía con tanta atención el período inmediatamente posterior a la asunción de un presidente en los EE.UU. Hoy, Barack Obama muestra un balance acorde a lo requerido por el cargo. La continuidad con la política estratégica del imperialismo norteamericano es una firme constante en estos novísimos cien días del flamante mandatario.
A solo horas de haber asumido, Obama hizo de sus primeros fuegos bombardeando el territorio de Waziristan, al norte de Pakistán. Ocho personas murieron en esa oportunidad sumándose a una lista de más de doscientas victimas desde que estos bombardeos comenzaron en 2006. Se calcula que solo el 2% de las mismas pertenecería a Al qaeda.[1] Mientras tanto, Hilary Clinton, acaba de reprender al gobierno de Islamabad[2], la capital de Pakistán, acusándolo de ceder terreno deliberadamente a los talibanes en el norte.
EE.UU abandonada abiertamente a su viejo aliado contra la URSS en tiempos de la invasión a Afganistán en los ochenta por su nuevo soldado regional, la India.
Luego de los atentados en Mumbai y del atentado en noviembre del año pasado a la embajada India en Kabul, este enemigo eterno de Pakistán y campeón del ultranacionalismo, comenzó a recibir apoyo abierto por parte de los norteamericanos. Islamabad cayó en desgracia, y con ella se abre un posible nuevo escenario muy escasamente maniobrable para los EE.UU, otra nueva y más consolidada frontera de batalla y otro intento más (y van…) de frenar su decadencia en el terreno geopolítico internacional.
Por otro lado Obama anunció pomposamente que las tropas se iban de Irak para 2011, lo que no dijo es en que situación queda este país luego de la aventura guerrerista por sus tierras.
Irak no para de arrojar enormes cifras diarias de muertes por la guerra latente entre facciones. De asegurarse un gobierno adicto en Irak, cosa más bien difícil frente al avance como potencia regional que consolidó Irán por consecuencia misma del desmanejo norteamericano en la guerra, Obama intentará seguir reforzando la presencia norteamericana en Afganistán y seguirá exigiendo más compromiso por parte de sus aliados europeos[3]. Ya se están enviando más tropas y las casetas civiles que registran el transito en ese país serán custodiadas por soldados de EE.UU.

Mientras tanto y en el terreno doméstico, el senado publicó un informe sobre las torturas aplicadas a detenidos árabes bajo la administración Bush. Se hace realidad lo que se oía a gritos; George Bush, Dick Cheney, Donald Rumsfeld, Collin Powell y un puñado de oficiales superiores pusieron premeditadamente en marcha un plan de interrogación con el uso de técnicas brutales por las que se sabían estaban fuera de la ley. De ahí los documentos; memos retroactivos a una futura cobertura legal por las atrocidades que ya se estaban cometiendo en el terreno bajo ordenes de la Casa Blanca y el Pentágono. Estos tormentos fueron usados para hacer decir “algo” a los detenidos que liguen a Al qaeda con Irak y que justifiquen la guerra del 2003. El consenso sobre este tema entre altos oficiales en 2002, terminó de arrojar por la borda el perfil de campeón de los derechos humanos que EE.UU siempre se arrogó impunemente durante la guerra fría y los noventa.
El argumento era simple, no sería “tortura”, solamente se utilizarían métodos y técnicas “aplicadas a soldados norteamericanos bajo entrenamiento militar”.
Se aprobó el uso del programa SERE (Supervivencia, Evasión, Resistencia y Escape), utilizado en la guerra de Corea por el ejercito para dar a los pilotos y soldados una “muestra” de las torturas utilizadas por los norcoreanos[4].
No se pueden desligar estos casos a la degradación que sufrieron los derechos y libertades civiles en los años de la era Bush y lo que esto significa. No fue algo aislado, fue parte de un plan que apuntalo toda una serie de leyes reaccionarias tendientes a un mayor control de la población interna para poder sostener guerras imperialistas en el extranjero.
Decía Bush hace dos años: “Quiero decirle al pueblo americano, primero que; tengo la autoridad para hacer esto. Segundo; protegerlos es parte de mi trabajo, y tercero; estamos custodiando sus derechos”.[5]
Si los casos de torturas se investigaran, rápidamente la cadena de mandos se nos iría revelando (burócratas y militares de por medio). Contratistas, agentes de la CIA, lobistas y jueces, todos estarían envueltos. Nuevos velos se correrían y más argumentos contra los que sostienen en pié el sistema de impunidad saldrían a la luz. Obama se apresura entonces a denunciar la tortura y juzgar oportuno dejar de utilizarla. Pero investigar más y juzgar lo acontecido es ir contra el Estabishment, y significaría sacudir más las cosas en medio de la crisis económica. Obama, como parte del mismo, ni sueña con hacerlo. Eso si, le gustaría que los ritmos con que se destapan las ollas podridas de la era Bush se desaceleren un poco.
Obama en el poder saludó a George Tenet, el director de la CIA en su edificio central de Langley en Virginia, animándolo frente a la adversidad por la que atraviesa la agencia, prometiendo un gran futuro para la misma en tiempos de crisis y felicitándola por los “logros obtenidos”. El asunto de las torturas a lo sumo se llevará las cabezas de un par de agentes muy comprometidos, el resto, se archivará[6].
Tenet fue uno de los que leyó en 2002 el informe que presentaba estos métodos de entrenamiento donde decía que el SERE incluye la técnica que utilizaron los genocidas bajo el último golpe en nuestro país, el “submarino”. Simple: se sumerge la cabeza del torturado en un balde intentando provocar todo el tiempo la autoinculpación del mismo. En Camboya se exhibe un balde en el que murieron miles de personas en el museo del genocidio camboyano. Previo a la aprobación del nuevo código de “tratamiento de detenidos” en 2002, dos de los torturados habían pasado por este método 266 veces cada uno.
La debacle de la estrategia del imperialismo norteamericano en el terreno internacional, y las denuncias de torturas y vejaciones a los derechos humanos de las que Obama quiere desembarazarse rápidamente, lo terminan empapando cada vez más y a poco de asumir, con las políticas de sus predecesores republicanos;… ¡todos para uno y uno para todos! En este caso, todos aquellos que hicieron y están dispuestos a hacer lo mismo; aletargar la vida del capitalismo.
Aferrarse al timón del barco a medida que este se hunde puso a Obama en la disyuntiva de ser menos “cambio” del que prometió en su campaña presidencial, y desplegar más de la esencia inherente a la política imperialista norteamericana; brutalidad y engaño. Por más que el mismo intente camuflarse detrás de gestos dialoguistas y de “buena voluntad” como en la teatral cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago, su política sigue intacta, tomando incluso nuevos bríos.
Frente a los engaños de un gobierno que habla de “recambio energético” mientras refuerza todos sus intereses estratégicos en el paraíso petrolero de medio oriente, la prueba de fuerza la tienen los trabajadores al interior del propio EE.UU. Se tendrán que movilizar cada vez más frente a la crisis e irremediablemente recorrerán un duro camino, haciendo la experiencia con este nuevo gobierno, que no dudará ni un segundo en defender de manera desordenada y furiosa de ser necesario, su legado de riqueza y derroche a costa de la explotación de los recursos de la humanidad toda.
Con “uñas y dientes” como dice la expresión. Como lo hicieron siempre los poderosos cada vez que se sintieron acorralados y ofuscados.
Solo la lucha de los trabajadores y los desposeídos por está crisis podrán poner un freno a las ambiciones del imperialismo yanqui, como así también al orden mundial que este representa y a sus defensores, moderados y “críticos”. Como lo fueron las manifestaciones de los sesentas y el enorme proceso de organización de los trabajadores en los años treinta del pasado siglo, verdaderas “canteras” de lecciones que servirán de guía a los que salgan de aquí en más a disputarle terreno al capitalismo y a sus mandarines en todos los frentes.




23 DE ABRIL DE 2009



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NOTAS:



[1] Jeremy Scahill; Us Bombs Pakistan…again. Artículo en: http://rebelreports.com/post/97977225/us-bombs-pakistan-again
[2] David Stout; Clinton Delivers Rebuke to Pakistan. NY times. 24/042009. http://www.nytimes.com/2009/04/23/us/politics/23clinton.html?ref=global-home
[3] Juan Chingo: Quién paga el costo de la crisis: Tensiones internacionales rodean la Cumbre del G-20.
04/04/2009. En: http://www.ft-ci.org/spip.php?article1787?lang=es
[4] S. Shane y Mark Mazzetti; In Adopting Harsh Tactics, No Look at Past Use 21/04/2009.http://www.nytimes.com/2009/04/22/us/politics/22detain.html?pagewanted=2&ref=us
[5] Malone, Jim; Conservatives Press Bush on Civil Liberties, 21/03 2007 www.voanews.com/english/archive/2007-03/2007-03-21
[6] Kenneth J. Theisen Obama at CIA Headquarters: Covering up, Continuing Bush Regime War Crimes
22/04/2009. En: http://www.indybay.org/newsitems/2009/04/22/18590761.php

miércoles, 22 de abril de 2009

Contra los reconstructores de La Bastilla

Por Juan Dal Maso

La Bastilla fue el blanco privilegiado de la ira popular durante la Revolución Francesa. La destrucción de la prisión en la que se pudrían de por vida presos políticos y comunes durante el absolutismo, quedó como un símbolo y un ejemplo para la posteridad. La revolución francesa se la agarró con cárceles y relojes, buscó cambiar los calendarios, cambiar todo, aunque la propiedad privada prevaleció sobre la “solución plebeya” del jacobinismo. Más allá de esto, dejó para siempre planteada la identificación del régimen despótico con una sucia prisión.
La actual “democracia” argentina, tanto su personal político, como un amplio espectro de su “clase media” están propiciando la vuelta al oscurantismo en su forma más reaccionaria y brutal: construir cárceles, bajar la edad de imputabilidad de los “menores” que cometen delitos, levantar muros para separar a los ricos de los pobres, meter policías, gendarmes y agentes de seguridad privada hasta debajo de las uñas de cada pibe de tez morena.
La burguesía propicia esta política porque sabe que la crisis le impondrá una salida más o menos de fuerza contra los trabajadores y el pueblo, más allá del cacareado respeto de los marcos institucionales. Será necesario dejar gente sin trabajo, empujarla a la descomposición social, segregarla y encerrarla para que no moleste. Las capas medias histerizadas (¿o hitlerizadas?) por los medios de comunicación quieren una solución inmediata de un problema que no logran elaborar con un mínimo indispensable de objetividad, atando su interés al de la gran patronal y por ende suicidándose en el futuro cercano.
La reciente muerte de Alfonsín abrió toda una serie de especulaciones sobre el resurgimiento de una “democracia” más sólida, basada en partidos patronales estables y proyectos políticos.
Cabe aclarar que hasta ahora el único proyecto político que se plantea con toda claridad es: ¡Cárcel! Para todos los que muestren la descomposición que corroe a la sociedad burguesa, tanto los que luchamos colectivamente por ciertos derechos adquiridos como los que desde la miseria más absoluta son empujados a una vida de supervivencia a todo o nada. La “democracia” que están pensando será para gente blanca, acomodada y obediente. Una democracia para ricos más elitista aún que la actual.

Todas las organizaciones obreras y populares, los organismos de DDHH, los artistas, los intelectuales, tenemos que hacer oír nuestra voz contra estos desvergonzados constructores de cárceles. Porque los grilletes con los que sueñan van a calzar justo en nuestros tobillos y porque si dejamos pasar este nivel de retrogradación estaremos todos en peores condiciones no ya para reclamar tal o cual cosa sino para llevar adelante la vida cotidiana de los millones de personas que no entramos en sus criterios seudo-lombrosianos de normalidad social.

Pero también tenemos que sacar una conclusión.

La derecha (con acuerdo del gobierno) no tiene ningún problema en decir las cosas tal cuál se las propone. No le da pudor decir que la única solución que tienen a la crisis capitalista es la cárcel y la represión. En cambio desde los trabajadores y la izquierda no está siempre la misma claridad para decir las cosas. Tenemos que decir bien claro que esta crisis tienen que pagarla los capitalistas, para eso tenemos que luchar por un programa que se plantee la renacionalización de los recursos naturales, el reparto de las horas de trabajo para todas las manos disponibles, la puesta en producción por los trabajadores de todas las fábricas que quieran cerrar y despedir, la nacionalización de la tierra, la banca y el comercio exterior, entre otras cuestiones.
Un programa que permita hacer real la única posibilidad de regeneración de la sociedad: el gobierno de la clase trabajadora.

viernes, 17 de abril de 2009

Mercancía y Dinero (primera parte)

Por Esteban Vedia

Serie Economía Marxista: primera entrega


Con este artículo iniciamos una serie de notas en la que volcamos los contenidos del curso “Introducción a la economía marxista” que se realizó durante febrero en la Casa Marx de Neuquén.

Cuestiones de método

El método que Marx aplicara a la crítica de la economía política fue objeto de numerosos debates tanto entre marxistas como en autores de otras tendencias. Parte del debate se debió a que el propio Marx dejó su obra inconclusa: es sabido que en vida sólo publicó el primer tomo de El Capital, que posteriormente se publicaron los tomos segundo y tercero (Federico Engels) y que recién en la primera mitad del siglo XX se publicó el libro cuarto, su correspondencia y buena parte de sus borradores (los Grundrisse).

Además, la polémica responde a la complejidad de la obra de Marx. El mismo decía que la primera parte de ella, los primeros capítulos del primer tomo, eran los más difíciles. ¿Por qué? Porque parte de un concepto muy abstracto que es el valor. El veía que los economistas clásicos (Smith, Ricardo y quienes los precedieron) se enredaban en explicar los fenómenos económicos, las apariencias, (las variaciones de los precios, etc.), pero que cuando se preguntaban por las definiciones de los conceptos básicos (valor, etc.) sólo hacían definiciones vacías, sin sentido. Para él había que proceder a la inversa, había que partir de los fenómenos más básicos, descomponerlos por medio del análisis teórico y luego articularlos en un todo explicativo coherente, para comprender el funcionamiento del modo capitalista de producción como una totalidad integrada.

Esta era la razón por la que su explicación parte de los elementos básicos: la mercancía y el dinero. Había que partir de ellos, comprenderlos en toda su complejidad, para luego poder articular explicaciones sobre las ganancias, las rentas, los salarios, las crisis, etc. En esta serie trataremos de seguir el mismo camino, concertándonos en explicar sintéticamente algunos conceptos claves. Por ello pedimos disculpas anticipadas por omisiones y errores involuntarios, inevitables, por otro lado, en una tarea de divulgación de un tema nada sencillo. Tampoco pretendemos agotar el 100% de las cuestiones planteadas por Marx, sólo esperamos que los artículos sirvan de guía para que el lector interesado se decida a estudiar la crítica marxista a la economía capitalista por sí mismo. En última instancia, para saber lo que Marx quería decir, no hay mejor manera que leer lo que él mismo escribió .

Valor de uso y valor de cambio

La riqueza se manifiesta ante nuestra propia vista como un cúmulo de mercancías. De hecho, casi todos los objetos que nos rodean, si nos fijamos bien, fueron o son mercancías. Las casas y edificios en que vivimos, las prendas que vestimos, lo que comemos y las herramientas con que trabajamos, se hicieron para ser vendidas y usadas. Las mercancías satisfacen necesidades humanas de forma directa, como medios de consumo, o indirecta, como medios de producción. Pero esas necesidades no son siempre iguales, varían con el tiempo. Las así llamadas “necesidades básicas” de hoy son muy distintas de las de nuestros abuelos y ni hablar de las de los trabajadores del siglo XIX.

También es indiferente, desde este punto de vista, que las mercancías respondan a otras necesidades como el ocio, el placer, la belleza o de otra índole. Ahora bien, para analizar las mercancías debemos tener en cuenta dos aspectos de las mismas: su cualidad y su cantidad. Si analizamos las mercancías en relación a sus cualidades veremos que son tales porque tienen una utilidad, son objetos que sirven para satisfacer necesidades, su uso o consumo cubre una necesidad concreta. A esto llamaremos valor de uso, que es el contenido material de la riqueza, su cuerpo. Las mercancías tienen un valor de uso porque son cosas útiles para el consumo, satisfacen necesidades concretas. Por otro lado, si analizamos las mercancías con relación a su cantidad veremos que no sólo son cuantificables como cualquier otra cosa, sino que son cuantificables unas con otras: las mercancías se pueden intercambiar entre ellas con respecto a una cantidad (tanto de esto por tanto de aquello), ese tanto se puede medir, son objetos que tienen magnitudes determinadas. A ello llamamos valor de cambio y es la magnitud común de una mercancía que la hace intercambiable por otra, es la relación cuantitativa en que puedo intercambiar la mercancía A con la mercancía B. Supongamos que yo puedo intercambiar la mercancía A por la mercancía B, y ésta por la C, y a su vez ésta por la D, entonces es posible intercambiar la mercancía A por la mercancía D, ¿por que? Porque tienen una misma magnitud, una misma cantidad de algo.

Trabajo humano

El trabajo humano es la sustancia social común que tienen todas las mercancías: son producto del trabajo humano. Si colocamos una mercancía cualquiera junto a otra y nos olvidamos, nos abstraemos, de su utilidad, de su valor de uso, ¿qué tienen en común? Que son producto del trabajo humano. Entonces, la sustancia de valor de las mercancías es el trabajo humano. Por ello el valor de uso y el valor de cambio son completamente independientes.

Un diamante puede valer lo mismo que una tonelada de alimentos, pero su utilidad es diferente. Ahora que ya hemos identificado la fuente del valor, resta preguntarnos cómo es posible medir éste. Arriba dijimos que el valor representaba la cantidad y que la utilidad la cualidad de las mercancías. Entonces, cómo medimos el valor de cambio o valor de una mercancía, sencillamente por la cantidad de trabajo contenida en ella. Y cómo medimos el trabajo. Por su tiempo, el tiempo es la medida social, histórica y hasta biológica del trabajo. Sólo no puede comprender esto quién no haya trabajado nunca, o sea quien viva del trabajo ajeno y por lo tanto no quiera comprenderlo.

Tiempo de trabajo socialmente necesario

Pero, cómo sabemos que dos mercancías tienen el mismo trabajo contenido en ellas para que sean intercambiables de manera igualitaria, o sea, que tengan el mismo valor. En el capitalismo esto sólo se averigua por medio del mercado: cada uno de los productores lleva las mercancías al mercado y allí las contrasta con las de su misma clase, allí descubre si realmente el trabajo en ella objetivado es un trabajo que se ha gastado de manera útil o inútil. Si, por ejemplo, alguien que produce tejidos lleva sus productos al mercado y allí descubre que los mismos tienen más valor, que son más caros que productos de idéntica calidad y producidos bajo idénticas circunstancias (precios de materias primas, etc.) descubrirá que ha gastado trabajo de manera inútil, porque obligado por las leyes de la competencia capitalista deberá vender su mercancía por debajo de su valor, irá a pérdida. O al contrario, si descubre que ha producido por debajo del promedio, podrá vender más caro y obtendrá un valor extraordinario. (Nótese al pasar como Marx logra aclarar tanto el origen del valor, el trabajo, como explicar los precios que son el más o el menos con relación al valor por el que una mercancía se vende en el mercado).

Así bajo el capitalismo el tiempo de trabajo socialmente necesario es el tiempo de trabajo requerido para producir un valor de uso en las condiciones medias de la producción y sólo en base a él es que se determina la magnitud de un valor. Pero el tiempo de trabajo socialmente necesario no permanece invariable, cambia históricamente, lo que se tarda hoy en hacerse cualquier mercancía no es lo mismo que lo se tardaba apenas unas décadas atrás. El tiempo de trabajo socialmente necesario depende de la fuerza productiva del trabajo, si ésta aumenta los valores disminuyen, si ésta disminuye los valores aumentan; y comprende el nivel medio de destreza de los obreros, la ciencia y tecnología aplicada a la producción, la coordinación social del proceso de producción, los medios de producción y las condiciones naturales.

La Revolución Industrial constituye el ejemplo clásico de aumento de las fuerzas productivas donde se elevó el nivel de destreza de los obreros, se aplicó nueva tecnología a la producción, se crearon nuevos métodos de trabajo, etc., que redundó en que toda una serie de nuevas mercancías sean accesibles al consumo masivo, la mayoría de las cuales eran considerada objetos de lujo por generaciones anteriores. (En próximas entregas veremos el carácter contradictorio, capitalista, del aumento de las fuerzas productivas).


1- Hay numerosas ediciones de las obras de Marx, tanto de El Capital como de trabajos menores como Trabajo asalariado y capital, o Salario, precio y ganancia. Es de mucha utilidad el texto de Esteban Mercatante y Juan Gonzáles, Para entender la explotación capitalista, editado por el Instituto del Pensamiento Socialista Karl Marx. Asimismo hay muchos trabajos de comentaristas y divulgadores que son de utilidad.