Por Fernando Rosso y Juan Dal Maso
Descifrar la fisonomía de la “hegemonía débil” de los gobiernos posneoliberales o de los “populismos”, en momentos en los que muestran escasa capacidad de “resistencia” a la avanzada de las derechas, se torna importante no solo para entender la crisis que atraviesan estos proyectos, agotadas las condiciones que permitieron su auge; sino también porque podemos decir que en Latinoamérica estamos asistiendo a un lento, contradictorio y desigual proceso de emergencia de los asalariados.
Introducción
La “hegemonía”, las “revoluciones pasivas” y la “voluntad colectiva nacional-popular” (y en menor medida la de “Estado integral”) fueron algunas de las principales temáticas gramscianas con las cuales un destacado sector de la intelectualidad de izquierda latinoamericana intentara pensar la historia de nuestro subcontinente, sacar conclusiones de las derrotas de los procesos revolucionarios de los años ‘70 y establecer las claves de una concepción de tipo “gradualista” que bien sintetizara José Aricó cuando definía al marxismo de cuño gramsciano como el “punto de partida para pensar la transformación democrática de la sociedad”1.
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