La represión y la crisis política en Santa Cruz primero y la muerte de Soria después son indicios más que elocuentes de que el 2012 va a ser un año movido. La primera marcó un retroceso para la política del gobierno nacional hacia los trabajadores estatales y mostró una crisis que combina la política derechista en curso, su contradicción con el discurso "progre" de la juventud del cristinismo y la resistencia de los trabajadores.
La segunda deja un gobierno provincial muy debilitado, con un gobernador del Frente Grande (Weretilnek) escoltado por el aparato del PJ y un plan antiobrero recién aprobado en la legislatura que habrá que ver si pueden aplicar (cuentan siempre a su favor con los pechos más fríos del mundo que ostenta la burocracia sindical local). Sapag, por su parte, tendrá que pensar mejor si trata de hacer lo mismo que Soria, según como le vaya al gobierno rionegrino que queda, teniendo en cuenta que el nivel de beligerancia de los trabajadores neuquinos es mucho mayor que el de sus hermanos de clase del otro lado del puente.
La muerte de Soria fue uno de esos imponderables que surgen desde fuera de la política y se transforman en hechos políticos.
La crisis que se abre en Río Negro, en lo inmediato puede no tener implicancias nacionales muy significativas, pero con la única condición de que el escenario de Santa Cruz no se repita en otras provincias durante el 2012 (cosa que parece difícil en función de los magros salarios de estatales y docentes, aunque por ejemplo en Neuquén la burocracia kirchnerista de ATEN provincial ya pactó el aumento del 17% en dos cuotas contra su propia base y a tono con la política oficial).
Sea por imponderables que surgen o por el duro acero de las relaciones de fuerzas, la política tiene un alto componente de incertidumbre, sobre todo cuando se trata de pasar ataques a las conquistas de los trabajadores, que por esas mañas que tenemos los asalariados, solemos ser renuentes a que nos dejen "en bolas". Y los imponderables, tanto como la incertidumbre resuelta en retrocesos pueden generar más crisis política.
En ese marco de posibles y más grandes crisis políticas por arriba, reside una importante oportunidad para el desarrollo del sindicalismo de base y clasista, que tenga como expresión en la vida política nacional a una izquierda enraizada en la clase trabajadora. Será esta una importante tarea para el FIT.
El peronismo ha construido, trabajosamente y utilizando el aparato estatal, un amplio entramado para reducir la incertidumbre a los mínimos aceptables según los vaivenes de la situación internacional y la marcha de la economía, compuesto de los aparatos sindicales, territoriales y policiales. En épocas de vacas gordas, la tarea les resulta más sencilla y el poder parece reducirse a una buena planilla de Excell, como se dice en la blogósfera mazorquera, en referencia a la contabilización de guita y votos.
Cristina Kirchner viene dando señales de querer tomar distancia de ese entramado que la sostiene con mutuos recelos, empezando por Moyano en particular pero con el objetivo de limar el poder de negociación de los sindicatos e imponer un ataque en regla a las condiciones de vida de la clase trabajadora como objetivo de fondo.
Sin embargo, los primeros datos que surgen en este comienzo de año, parecen indicar que el gobierno equivocó la lectura de la coyuntura estratégica, es decir leyó la coyuntura de gran fortaleza que implica el 54% de los votos como una resolución del problema estratégico de cuál es su base de sustentación en el largo plazo. De esta forma emprende ataques contra los trabajadores al mismo tiempo que contra el aparato que le ha servido hasta acá para contenerlos. Y si bien el aparato peronista necesita a Cristina Kirchner y se ha colgado de su popularidad, tan cierto como eso es que la presidente no tiene con qué reemplazarlo, salvo que quiera elevar la incertidumbre de la política a niveles aún mayores.
Y, como dice el detective Marlowe, gran artesano de la incertidumbre, héroe y antihéroe de la novela negra, no hay peor trampa que la que uno se tiende a sí mismo.