Estaba releyendo el post de mi amigo Fernando Rosso porque la primera vez que lo leí me quedé pensando sobre el problema de la "hegemonía" kirchnerista. Fernando plantea que las condiciones para aplicar ciertas categorías de Gramsci a un país como la Argentina son limitadas. El propio Gramsci lo entendía así, porque consideraba a América Latina en una fase de Kulturkampf. Portantiero le buscó la vuelta con la categoría de "capitalismo periférico", diciendo que Argentina es una combinación de Oriente y Occidente, por lo cual en nuestro país se imponen una estrategia de guerra de posiciones y una política policlasista.
Pero creo que respecto del kirchnerismo, lo más adecuado es lo contrario de lo que se dice en los ambientes K. El fenómeno político del kirchnerismo es precisamente el producto de una "crisis orgánica" es decir de una crisis de hegemonía que combinó, a fines de 2001, la crisis política y la crisis económica.
Después de la devaluación, la recomposición económica, permitió pilotear la crisis política, una vez resuleta la crisis económica, pero a partir del 2008 se hizo más claro que el kirchnerismo tenía limitaciones en su capacidad de hegemonizar, lo cual resolvió haciendo más política de centroizquierda primero y con un giro a la derecha después de la muerte de Kirchner.
Lo que aparece como una "hegemonía" kirchnerista es el resultado de una "crisis de hegemonía" de conjunto, es decir de una crisis del sistema político de partidos, que desde el punto de vista burgués, tiene solamente al PJ (con todas sus tensiones internas) como partido del orden y de la contención al mismo tiempo, frente a una oposición relativamente desagregada y débil y con una clase dominante dividida en torno a líneas corporativas (los sojeros contra las retenciones y los industriales contra los aumentos de salarios) o participando de la expoliación de los recursos como los capitales "nacionales" asociados a las privatizadas.
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