El peronismo levantó, desde aquel discurso "inaugural" de Carlos Astrada, registrado en Sociología de la Guerra y Filosofía de la Paz, la idea de la independencia frente a la "pugna suicida" de los imperialismos (definiendo como tal a la URSS al mismo nivel que el imperialismo yanqui, lo cual permitió a Astrada confluir luego con el maoísmo y al peronismo promover la Triple A). Aunque la retórica kantiana de Carlos Astrada sobre la paz perpetua no impidió que los cuadros de la Marina de Guerra volvieran los fusiles contra el gobierno de Perón, dio algunas bases teóricas para abonar la famosa "tercera posición". Y nobleza obliga, aunque en ese período no fuese un hombre muy de izquierda, cabe reconocer en Carlos Astrada a uno de los pocos intelectuales ligados al primer peronismo que no tenía añoranza por los tiempos de la Inquisición.
Volviendo a la cuestión del imperialismo, en esto el peronismo no fue muy distinto de otros "populismos" latinoamericanos que hacían del "anti-imperialismo" protagonizado por un bloque entre la clase obrera, los sectores populares y la burguesía su "piedra de toque" en la lucha ideológica contra el marxismo que, según el punto de vista nacionalista, promovía la lucha de clases, contra una correcta comprensión del "problema nacional", caso del APRA o el PRM.
Sin embargo, y aunque mi viejo (que debutó como votante apoyando a la fórmula Perón-Quijano) dijera en alguna ocasión que la máxima "la única verdad es la realidad" es perfectamente compatible con el ideario aristotélico-tomista (que se sabía de memoria), lo cierto es que el peronismo no se rige por principios ideológicos sino por códigos pragmáticos. Por eso Perón hizo buenas migas con la Standard Oil (actual Chevron).
Por eso, el peronismo puede ser el partido de la retórica nacional-popular tanto como el de las cámaras de seguridad y la "gestión" municipal. Un día puede retirar el cuadro de Videla del Colegio Militar y otro poner al frente del Ejército a un milico de la dictadura. Y si a un auténtico peronista (no a un progre de centroizquierda que apoya circunstancialmente al peronismo en el poder) se le reprochara tal "elasticidad" diría, como el escorpión de la fábula: "está en mi naturaleza".
En el caso del acuerdo con Chevron estamos asistiendo una vez más al despliegue de esta naturaleza "pragmática" del peronismo que a su vez deja al desnudo el discurso oficial "nacional y popular" como lo que es: un discurso y nada más. Después de batir el parche de la nacionalización como si fuera la resurrección conjunta de Perón y Lázaro Cárdenas, ahora lo principal es que "hay inversores que confían en la Argentina" y otros argumentos "ucedeístas". ¿Será como dijo un visitante de la blogósfera P: "solamente el peronismo podía generar una Argentina liberal posta posta"?
Sin embargo, como siempre los más perjudicados por estas volteretas, son los muchachos de la centroizquierda oficialista, a la que venimos contando las costillas, por cierto bastante maltrechas, por ejemplo, acá.
En estos días, incluida la sesión de ayer, fue bizarro ver a algunos legisladores neuquinos repitiendo los argumentos derechistas de Boudou y gente por el estilo, para rematar con frases del tipo "la derecha y la izquierda liberal están contra el proyecto nacional" (CUAC). Los mismos que durante años se diferenciaban del MPN por su "modelo petrolero", hoy aparecen totalmente disciplinados por un lado a Parrilli y por otro al Gobernador Sapag ¿No les da ni un poco de vergüenza?
También podríamos analizar el tema desde un ángulo "estructural". Así como en las "funciones universales del Estado" (transporte, salud, educación públicas) se verifica un desastre continuista con la década del menemismo, con la política petrolera ocurre otro tanto. Las concesiones a Chevron (sobre todo los esfuerzos "heroicos" para defender a la petrolera yanqui de posibles embargos y garantizarle de punta a punta el millonario negocio de explotar Vaca Muerta) y la vía libre al método del fracking, que está prohibido y/o cuestionado en los países imperialistas, pero que se usa en los periféricos sin ningún miramiento, demuestra hasta que punto el "ciclo" kirchnerista no revirtió la declinación histórica del peronismo como "movimiento nacional".
El Frente de Izquierda es la única fuerza política en la que recae la defensa consecuente del interés nacional, las revindicaciones del pueblo mapuche y la defensa del medio ambiente.
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