viernes, 7 de diciembre de 2012

El acontecimiento que no fue y otros asuntos




El 2012 ha sido el peor año del kirchnerismo, porque incluso en el conflicto con "el campo", el clima social general era más afín al oficialismo. El paronama de ayer no podría ser más sugestivo: la ciudad de Buenos Aires inundada, Berni vestido de astronauta en medio de la nube tóxica y la ampliación de la cautelar a favor del grupo Clarín, (que el gobierno apeló en el día de hoy) conforman un cuadro digno del Escuadrón de Suicidio del Frente Popular Judaico de los Monty Python.

A diferencia de lo que dijo Depetri, el bluff del "7D" deja más débil al gobierno, de mínima por haber buscado transformar en un Acontecimiento algo que no lo fue o mejor dicho tuvo un resultado contrario al anunciado para los feligreses, aunque todavía no esté definida la pulseada con el monopolio colaborador de los milicos conducido por Magnetto.


Por otra parte, la Ley de Medios fue siempre muy bien vista por los sectores "progresistas" a los que también se denomina "minorías intensas" o "izquierda kirchnerista" según el gusto de quien rotula, pero nunca fue sentida como una reivindicación crucial por las masas obreras ni de las capas medias. Lo que cambió no es que El Pueblo haya dejado de apoyar al gobierno contra Clarín, sino que está dejando de apoyar al gobierno en su "conducción de los asuntos públicos" en general.

Aunque desde el cristinismo se habla de "hacerse fuerte en la adversidad igual que en 2009", parece difícil que se pueda recrear una "agenda progresista" como aquella posterior a la derrota electoral en la PBA.

Al haber cambiado el clima social primero con los cacerolazos de las capas medias a los que se sumó la oposición de derecha y después con el paro general del 20 de Noviembre, en que se expresó la oposición de la clase obrera a las políticas más regresivas del oficialismo hacia los trabajadores, la madre de todas las batallas contra La Corpo solamente sirve para enardecer a los que ya están convencidos.

Pero (y ahí está el problema principal) parece que el gobierno ha llegado a una situación en la que ya no puede ampliar su base social, lo cual casi seguro seguirá empeorando por sostener la política de impuesto al salario y precarización laboral.

En este contexto, la movilización del 19 de diciembre puede ser un importante hecho político, con el límite de que, siguiendo un subterfugio ya señalado por Clausewitz, Micheli y Moyano la convocan en un horario "cacerolero" y sin paro, para que sea un acto político al servicio de la oposición burguesa y no un hecho de la lucha de clases para una política independiente de los trabajadores. La burocracia pone la fuerza social descomunal de la clase obrera al servicio de los payasos del FAP o de la mafia del PJ. 

Para la izquierda se abre una oportunidad muy importante de trabajar en el descontento del movimiento obrero a un nivel mucho más amplio que lo que se pudo hacer hasta acá. 

En este sentido, y relacionado con lo que se hablaba acá y acá, acerca de cómo la situación política exige combinar la comprensión gramsciana de las recomposiciones con la capacidad de maniobra y cambios de orientación ante saltos y rupturas propios del pensamiento de Trotsky y recapitulando lo que se ha hecho y pensado desde el 2001, lo central del marxismo no puede ser una hipótesis de cómo la crisis genera que la izquierda se vaya para arriba (como suelen pensar nuestros aliados del FIT), hacia la cual conducirse rutinariamente durante décadas, sino la comprensión previa de las inadecuaciones, contradicciones y discordancias que afectan a la construcción de un partido revolucionario para encontrar los puntos de ensamble en los que apoyarse en la preparación activa de las fuerzas materiales y morales que la clase obrera necesita para vencer. Porque si no hubiera diferencia entre la crisis económica y la superestructura política ¿para qué harían falta la estrategia y la táctica?

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