miércoles, 21 de noviembre de 2012

Después del paro


Ayer se terminó la fugaz (y por demás dudosa) "hegemonía de las cacerolas". Una parte significativa y poderosa de la clase obrera ocupó la escena política con sus propios métodos de huelga y piquete. 

La contundencia del paro, a pesar de que las conducciones de Moyano y Micheli fueron a menos, fue comparable a la de los paros generales de la CGT "disidente" que tuvieron lugar durante el año 2000 (dicho sea de paso, la burocracia sindical en todas sus variantes se cuidó muy bien de alentar cualquier acción similar durante los gobiernos kirchneristas, hasta ayer), pero con una clase obrera, que aunque fragmentada y precarizada, tiene un peso social mayor producto de su recomposición en los últimos años.

Pero también se terminó el discurso falaz del oficialismo de que los únicos descontentos son los que pierden privilegios. Está claro que los trabajadores tienen motivos para parar contra el gobierno y que los motivos son por lo menos tan contundentes como la acción de ayer. La desesperación del gobierno por instalar que lo de ayer no fue una huelga ni un piquete (es decir que no fue una protesta social legítima) no hace más que demostrar el deterioro de la relación entre un gobierno cada vez más antiobrero y la clase trabajadora. En este contexto, el anuncio de no aplicar el impuesto a las ganancias a la segunda cuota del aguinaldo, solamente sirvió para que Caló no aparezca como un alcahuete absolutamente inútil. Y dejémonos de joder... el salario, aunque sea "alto" no es ganancia.

Lo de ayer fue un paso más, muy importante en la creciente dinámica de ruptura entre los trabajadores y el kirchnerismo, que a su vez es una parte de la relación entre clase obrera y peronismo. Desde el punto de vista inmediato (es decir de acá al 2015) es probable que el gobierno establezca una dinámica en la que busque retroceder lo menos posible de su política antiobrera y antisindical, pero en caso de tener que ceder a la protesta obrera, lo haga presentándolo como una conquista de la CGT Balcarce. En cualquier caso, el gobierno será más débil (y no empiecen por favor con los gritos contra las conspiraciones destituyentes) en lo que a la relación de fuerzas sociales se refiere, aunque no necesariamente el descontento obrero pueda ser capitalizado por la oposición burguesa (con la excepción parcial de Scioli, aunque si se profundizan las acciones obreras contra el gobierno, es más difícil para aquel ser parte de una sucesión negociada con el cristinismo), que es igual de antiobrera que CFK. 

Para la izquierda nucleada en el FIT, el paro fue un desafío en cuanto a la capacidad de intervención propia, que en lo que respecta al PTS, creo que tuvo una respuesta a la altura de las circunstancias, con el paro de la línea B del subte, los cortes como los de Panamericana, Callao, etc. En Neuquén, junto con el corte en la Ruta 7 para reclamar por la reincorporación de la obrera textil Norma Brizuela, una fuerte columna de Nuestra Lucha jugó un papel destacado en la movilización convocada por la CTA. En este punto, tampoco se trata de una vuelta en frío a los paros del año 2000: hoy el peso de la izquierda clasista es cualitativamente diferente. Y como se vio acá, no hay un abismo entre la "cuestión sindical" y la "cuestión política". 


PD: Agregado de las 17:07. Subo el video de la movilización de ayer en Neuquén. Cuando posteé no lo podía subir desde Youtube.



3 comentarios:

javier gabino dijo...

Lo que para mi esta claro es que hay un cambio en la situción politica, a izquierda. ¿Es un anti 8N? ¿O ya no es "solo" el 8N?. El paro fue fuerte, no solo por "los piquetes", sino por el acatamiento de sectores amplios de trabajadores que "apovecharon" la movida para no ir a trabajar, es decir para parar; y hubiera sido mas amplio sin tanto trabajo en contra de la burocracia sindical. En este marco objetivo, el paro no era lo mismo sin la izquierda, para nada (que es lo que todos tienen que admitir), la izquierda demostró capacidad de movilización, militancia, e inserción en sectores de trabajadores (donde el PTS tuvo rol muy importante, con lo mas destacado en el SUBTE por su visibilidad, pero no solo ahi, sino tambien en la industria de zona norte, Neuquen, Cordoba, etc, etc, y tambien con la acción de los estudiantes universitarios en Callao y Corrientes). En este sentido la conferencia de prensa de la burocracia exultante, estaba de alguna manera distante de "los piquetes y la base", eran la "cara visible y podrida" de una acción que habían invocado pero no garantizado (salvo en los gremios donde dirigen efectivamente), y reivindicaron "la unidad del M.O.", "las pequeña y mediana empresa", y hasta "al compañero Rucci", con la presencia legitimadora de Sobrero. El discurso gorila de Cristina, mas virulento que con los caceroleros del 8N, empuja mas aun la disidencia que viene desarrollandose entre los trabajadores con su gobierno, en este sentido juega para que la proxima acción sea mas grande (y la burocracia se va a cuidar de llamarla); no es una pelea con sectores que "no la votaron" sino con su base social; juega con fuego en niveles historicos, no es bueno para el conjunto del PJ, único partido de poder existente en Argentina. Destras del paro hay mil jugadas politicas, incluidas de la derecha, que esperan esmerilar asi al gobierno (como Macri que le manda a Moyano un saludito jocoso en nombre de su hija al paro, y que "si bien no apoya lo piquetes, llama a tomar nota" pfffff); pero por esta misma razón el peso de la izquierda entra a jugar, demuestra una opcion posible, realista, el surgimiento de una izquierda de los trabajadores, vuelve potencialmente parte de la realidad la consigna del encuentro obrero de ferro: "por sindicatos sin burocratas, por una partido de trabajadores sin patrones", al mismo tiempo que le da nuevo espacio al Frente de Izquierda. El problema entonces esta en la propia izquierda, si asume ese desafío o si prefiere buscar "aliados amplios", o creer que el "frente unico" es un objetivo, en vez de un medio para superar al enemigo interno en el movimiento obrero y desplazar a los reformistas. El PTS puede crecer mucho como parte de esta pelea y para imponerle un camino justo, que permita construir un partido revolucionario de trabajadores en Argentina.

Apuntes de Frontera dijo...

Juan; me parece bien el análisis general. Coincido. Se acabó la hegemonía de la cacerola y entró otra clase en escena, pero ma hace ruido la proyección de acá al 2015. El gobierno tiene un problema ahora a su izquierda que es el movimiento obrero, pero sigue teniendo por otro lado(¿arriba?)la crisis internacional que es un factor poderoso a la hora de definir ajustes, ataques y demás. Creo que dinámica de acontecimientos puede cambiar mucho de acá al 2015 como para hacer esa proyecciòn. Pero bueno, que se yo.Veremos

abrazo

JDM dijo...

Buenas, por lo de la crisis y la situación más de conjunto, no hice ningun pronóstico al respecto. Lo único que dice el post es qué política podría intentar tener el gobierno a partir de ahora, suponiendo condiciones de mayor lucha obrera. Si la crisis pega más de lleno se hará todo más rápido y màs hacia los extremos como se dice. Slds.