En la serie de novelas policiales escritas por Henning Mankell y protagonizadas por el inspector Kurt Wallander, hay un dato curioso que se menciona en todas. El padre de Wallander es pintor de un solo cuadro: un paisaje otoñal con o sin urogallo (que según parece es un ave gallinácea muy común en los países nórdicos). Y el tipo está orgulloso de su cuadro, por lo cual Wallander se cuida bien de irritarlo preguntando "viejo ¿por qué no pintás otra cosa?"
Bueno, si miramos superficialmente la situación política argentina, podemos encontrarle algún parecido con el cuadro repetido del padre de Wallander: el oficialismo pierde poder, pero sigue dominando la escena política, la oposición burguesa en crisis más o menos permanente intenta apoyarse en los fenómenos aberrantes de oposición social al cristinismo, como caceroleros y gendarmes y la izquierda de los votos y los espacios critica al PTS por "sectario". Hasta acá todo iría según indica el folklore y más o menos se viene repitiendo de hace varios meses. Pero el asunto no termina ahí.
A pesar de que sigue controlando la situación, se está instalando cada vez más la idea de que el cristinismo se termina en 2015. Salvo que ocurriese un milagro en las elecciones del año que viene, lo más probable es que el oficialismo no tenga los votos necesarios para modificar la constitución y buscar una nueva reelección de CFK, que por otra parte viene sufriendo un desgaste por todos conocido, lo cual ubica el próximo candidato a presidente con chances de ganar dentro del PJ, con la consabida lucha por la sucesión, que tendrá un punto de quiebre en las elecciones del año que viene. Después de eso se verá si lo que postule el PJ va a ser más "cristinista" o más "disidente".
Sin embargo estas cuestiones son en su mayor parte de pequeña política y no son nuevas. El problema de gran política que se presenta detrás de estas disyuntivas es de fondo y muy serio y tiene que ver con la forma que asume el peronismo en su relación con el movimiento obrero en esta situación histórica.
Si bien hay cuestiones de "estilo" y gorilismo propios del sector que está en el gobierno, el giro "frepasista" de CFK que respondió en parte a cuestiones de coyuntura (ajuste fiscal para pagar deuda en 2012) ha ido rozando, por su virulencia y voluntad anti-obrera un núcleo central de la historia política argentina: la relación del peronismo con su base obrera.
Si bien, mientras más se despegue CFK del PJ, más se preservará éste de caras al 2015 en caso de que el oficialismo sufra una importante derrota en 2013, la pregunta que cabe acá sería la siguiente: este partido al que le sobran sindicatos y le falta burguesía nacional, como dijo Portantiero ¿podría revertir históricamente su "populismo" pasando a un nuevo "ciclo menemista" de liquidación de conquistas obreras? Parece muy difícil, salvo con algo muy parecido a una guerra civil.
En este sentido hay dos cuestiones que contradictoriamente pueden ser síntomas del tipo de procesos que pueden venir. La posible candidatura de Moyano a diputado, más allá de que lo haría desde un espacio políticamente reaccionario, pero tomando algunas demandas obreras ¿no podría ser expresión aunque ultra distorsionada, de que aún sin suficiente desarrollo, todavía embrionariamente, pero vital históricamente, empieza a surgir una tendencia a la división de los espacios políticos según clivajes de clase?
Otro ejemplo, muy distinto del anterior. Las elecciones en ATEN, gremio de los trabajadores de la educación de Neuquén, en la que la burocracia cristinista perdió por paliza con el FURA, que integramos, el cual levantaba claramente un programa de democracia sindical y vuelta a las calles del sindicato, si bien tiene particularidades que hacen a la tradición local ¿no puede estar indicando que comienza a pegar un salto el proceso lento pero efectivo de recomposición del movimiento obrero, aunque sea en un sector ajeno a la industria, que puede dar lugar a nuevas recuperaciones de otros sindicatos, en primer lugar en docentes pero también en otros sectores de trabajadores?
Para mí la respuesta a ambas preguntas es que sí. La primera porque el peronismo, más allá de su capacidad de reinventarse, está llegando a una encrucijada entre su carácter ambivalente de partido del orden y partido de la contención y la segunda porque el cristinismo es impresentable en el movimiento obrero y la burocracia sindical tiene un desprestigio fenomenal.
En los años '60 y '70, un importante sector de la intelectualidad apostaba al desarrollo de un movimiento socialista desde el peronismo, partiendo de una tesis que se contradice con la historia real de la clase obrera argentina: que el proletariado de nuestro país había surgido como parte integrante del peronismo y no podía separarse de él (lo cual partía de dejar de lado el movimiento obrero previo al peronismo, combativo, influenciado por corrientes revolucionarias y clasistas; cosa que parece desconocen también algunos chantas que dicen que el clasismo es un invento del PTS).
Después de la dictadura, habiendo aceptado el peronismo algunas formas republicanas primero y reconociendo después los gorilas que "el peronismo es el único que puede gobernar", se instaló la idea que que el peronismo siempre va a ser votado por los obreros y punto. Pero esta idea fue producto de la derrota histórica de la dictadura, que terminó abruptamente con la experiencia del proletariado con el peronismo en el poder.
Se dijo muchas veces que el 19 y 20 de 2001 habían iniciado una reversión de esa derrota histórica. En esto también se incluye la supuesta eterna hegemonía peronista sobre el movimiento obrero, cuya declinación podría estar pegando un salto en este momento histórico.
5 comentarios:
La hipótesis de que el proyecto politico de Moyano …“desde un espacio políticamente reaccionario, pero tomando algunas demandas obreras”…(es decir, con algunos atributos reformistas) pudiera representar un clivaje de clases es indefendible, justamente desde una perspectiva de clase: Moyano, como prácticamente toda la dirigencia de la CGT, hace tiempo atravesó la barrera de clase. Desde hace al menos 30 años esta burocracia sindical pegó un salto cualitativo y son, no ya representantes de la burguesia en el movimiento obrero, como desde los 50 a los 70, sino directamente burgueses (no hace falta creo fundamentar esta afirmación, sobran ejemplos). Por eso no hay posibilidad que de ahí surja algo parecido un “PT” al estilo Lula, ni el original o ni siquiera en ninguna de sus fases de descomposición previas al acceso al poder en Brasil. Obvio que nada de esto es nuevo para este blog, simplemente hay que aplicarlo en los análisis políticos. Asumamoslo, a la lucha hegemónica actual (tipo (8N vs kirchnerismo) la clase obrera real como movimiento de masas la sigue mirando por TV, más allá de los distinguidos reductos clasistas que todos conocemos. Por ahora, la “poca potencia” (no impotencia) de la izquierda orgánica no mueve ese reloj hegemónico.
Merece un analisis aparte tu afirmación sobre que “la idea de que el peronismo siempre va a ser votado por los obreros…fue producto de que la dictadura terminó abruptamente con la experiencia del proletariado con el peronismo en el poder”. La clase obrera, en uno de sus tantos ciclos, ya había roto con el peronismo en el 75-76 antes del golpe y eso se extendió con Alfonsín que en el 83 y 85, que ganaba incluso en las circunscripciones con mayoría obrera. La reconstitución posterior del peronismo no se centra en las fábricas sino en su inmensa red de control territorial con tracción a militancia (distorsionada para el idea militante de la izquierda, pero vigente y muy anterior a la campora!!), interpelando a los sectores populares no necesariamente como trabajadores sino en configuraciones de identidad populares por fuera de la dicotomía “clase contra clase
Estimado, gracias por el comentario. Solamente quería decirte que en ningúno momento dije que Moyano exprese un proyecto de independencia de clase, solamente intenté relacionarlo con el desarrollo posible de la relación entre el peronismo y el movimiento obrero. En segundo lugar no coincido con que la clase obrera ya había roto con el peronismo antes de la dictadura, creo que el proceso fue más complejo e incluso la JTP tenía mucho peso en la vanguardia obrera que empujó las grandes huelgas del 75. Desde ya coincido con el peso del aparato territorial sobre el cual hemos comentado varias veces en este blog. Más tarde o mañana veré si puedo retomar estos puntos para profundizar el debate.
Estimado Juan:
Entendido el sentido original de tu opinión sobre el proyecto Moyano diputado, quizás estaba claro de entrada. Aún así, si hubiera de su parte un intento de “clivaje de clases” electoral oportunista, los antecedentes no le son promisorios: en los 90 Ubaldini lo intentó en Pcia Bs As por fuera del PJ y sacó el 1 (uno) % de votos. Parece que la matriz laborista de los 40 ya no está en la memoria histórica peronista.
Sobre la relación entre clase obrera y peronismo al filo del golpe de 76, si había ruptura o no: desde ya que dicha relación es compleja, relativa, tendencial, no absoluta. Con esta salvedad, y a riesgo de argumentar con algo “políticamente incorrecto” para estos tiempos, te transcribo una cita de un libro que leí hace poco, son palabras de Roberto Nágera, uno de los principales dirigentes del SMATA cordobés, clasista o al menos combativo, en la última asamblea en Renault, que él dirigió antes del golpe (Nágera era un cuadro de VC): …”me pronuncié contra el golpe que, para entonces, era inminente”…”si yo te digo que la gente estaba contra el golpe te mentiría. Dejá que los echen a la mierda, comentaba la mayoría”… Desde ya, obvio que esto no implica sostener que la clase obrera haya apoyado a la dictadura 76-83, eso sería una aberración, estamos hablando de momentos de ruptura, no de apoyos. A esa altura las coordinadoras de los cordones industriales ya habían sido el último canto del cisne del clasismo industrial y las orgas que lo dirigieron estaban derrotadas. La ruptura de las masas con el peronismo no era para ese lado. Aunque no agrega mucho, mi percepción inmadura de esa época sobre lo que predominaba en el medio en que me movía, que no era reaccionario, es la misma que la de Nágera. Juan, este no es un foro académico ni tenemos encuestas de algún mercachifle de la sociología política tipo Artemio Lopez para “definir” esto, pero te invito a que consultes a gente de mas de 50, y más veteranos mejor, que no sean gorilas (y en lo posible tampoco ex militantes del tipo de los que viven de recuerdos idealizados), y que te digan que es lo que evocan sobre la relación masa peronista-dirigencia en el 75-76…después nos contas
Un abrazo
Gustavo
Voy a buscar el libro al que hacés referencia. Slds y gracias por comentar en el blog.
Sobre el libro, faltaba la “cita bibliográfica”: Roitman, Susana y col “El torno y la molotov. Relatos e imágenes de la Córdoba obrera de los ´60-´70”. Jorge Sarmiento Editor. Córdoba, 2010.
Creo que no se consigue en el valle, pero por mail te diré como tenerlo fácil.
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