martes, 2 de octubre de 2012

Posicionalismo en miniatura (breve comentario a propósito de los debates que se vienen dando con IS y el PO)

Dijimos acá hace un tiempo que el "posicionalismo absoluto" era algo así como un espíritu de época de la izquierda en las últimas décadas. Pensándolo mejor, no es del todo correcto y en realidad estamos más atrás que eso.

Cuando Trotsky hablaba de este tema, debatía sobre las formas en que se podían prefigurar las características de la guerra civil en occidente. Si tomamos el posicionalismo como la postura que plantea la primacía de una larga acumulación en la lucha legal, sindical y parlamentaria, hasta estar en condiciones de tomar el poder por sobre las posturas insurrecionalistas, debemos reconocer que al ubicar en el posicionalismo a las corrientes de izquierda que se reivindican trotskistas, les estamos adjudicando un nivel de reflexión sobre cuestiones estratégicas, que está en realidad muy por encima de sus prácticas.

Leyendo este artículo, que trata en profundidad los problemas estratégicos del marxismo, una de las conclusiones que pueden extraerse es que el poder se toma desde algún lugar. El arte de la insurrección no se ejercita si no es desde ciertas posiciones (en Rusia del '17 fue el Comité Militar Revolucionario de Petrogrado, en Alemania de 1923 hubiera sido el Gobierno de Sajonia-Turingia). Pero esta conclusión elemental se ha degradado en una práctica tendiente a ocupar espacios, por oposición a conquistar posiciones, por fuera de toda estrategia no ya de tomar el poder, sino aunque sea de hacer algún tipo de daño a la clase dominante y su Estado.

La conquista de una posición, sea en una comisión interna, sindicato, centro de estudiantes o cuerpo parlamentario, tiene como objetivo concentrar fuerzas que luego pueden ser puestas en movimiento como parte de una estrategia de crear  una alianza obrero-popular bajo la jefatura (hegemonía) de la clase trabajadora.

En el caso de un cargo legislativo, venimos mostrando en la práctica de la banca del FIT en Neuquén cómo hay que utilizar esa posición: la banca jugó un rol destacado en dos retrocesos importantes que tuvo que hacer el gobierno del MPN, con la campaña contra la ley de educación que la patearon para el 2014 y contra la política de criminalización de las protestas, empalmando con los reclamos de docentes y estatales y la movilización masiva que hizo retroceder a la justicia en el juicio oral contra referentes de ATEN. No fue la banca en sí misma, sino la combinación entre política por arriba desde la banca y organización y movilización desde las organizaciones de masas por abajo lo que permitió asestar estos golpes al gobierno.

Cuando se ocupa un "espacio", ocurre lo contrario. En primer lugar, el espacio suele ser electoral (más votos que fuerza militante). En segundo lugar, suele ser prestado (votos de la centroizquierda captados temporalmente por la izquierda, junto con votos genuinamente de izquierda).

Dadas las condiciones de ausencia de radicalización, toda posición conquistada por la izquierda revolucionaria tiene algo de "espacio".

Esto es así porque la base electoral siempre es más amplia que la fuerza militante y más allá de que la cantidad de votos del FIT sea modesta, sigue siendo mucho mayor que la fuerza numérica que podemos movilizar.

Pero (y ahí viene el tercer punto) que un "espacio" pueda devenir "posición", depende de cuestiones de práctica política y de ubicación estratégica. Por eso, vemos que muchas veces los lugares conquistados por la izquierda en distintos ámbitos, sirven para hacer conocido a tal o cual candidato, o para adquirir oficios en la rosca por el reparto de cargos (en los que en algunos casos hasta repiten los candidatos por falta de militantes) pero no como un lugar de concentración de fuerzas al servicio de la lucha de clases.

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