Compartimos el comunicado del PTS y agregamos algunos comentarios.
En las sociedades anteriores al capitalismo, con sus regímenes autocráticos y monárquicos, nadie hubiera incurrido en la confusión de considerar como un "trabajador" (según las distintas formas que tomó a lo largo del tiempo la población laboriosa, esclavizada, campesina, artesana o proletaria) a los integrantes de la fuerza armada del estado. Esto es así porque, en estamentos o castas, la división social entre los que tenían la armas y los que no era clarísima e inapelable.
Por el contrario, los integrantes de las fuerzas represivas de la actualidad en general y en la Argentina en particular (aunque suelen cobrar más y antes que por ejemplo los docentes) comparten condiciones de vida con los trabajadores a los que reprimen o incluso viven en los mismos barrios que los pibes a los que someten a apremios y otras prácticas por el estilo.
Esto, sumado al sentido común de que la democracia no esconde dominación de clase y por ende las fuerzas armadas y policiales no están para garantizar la continuidad de tal dominación sino para defender al país o a la pequeña propiedad según el caso, es lo que hace que algunos aturdidos planteen que los prefectos y gendarmes son trabajadores o peor aún los apoyen, como ocurrió con Vilma Ripoll.
Que los efectivos de Prefectura y Gendarmería apelen a formas de protesta que simulan características comunes con la de una protesta obrera no debe llamarnos a confusión. Así como un lock out no es un paro, un acuartelamiento o motín no es una huelga.
En este sentido, los análisis que van a proliferar, atribuyendo a una supuesta proletarización de las fuerzas de seguridad el hecho de que realicen protestas prescinden de un elemento concreto predominante de la política de seguridad del oficialismo durante los últimos años.
Fue el gobierno el que ha basado en la Gendarmería y la Prefectura su política de seguridad. Al darles más poder y esparcirlas territorialmente para cumplir funciones de policía, dotó a sus efectivos de un capacidad de presión para acciones como esta, que antes no tenían. Los verdugos no se proletarizan. Saben que el hecho de que la autoridad estatal dependa en última instancia de su presencia en los barrios, les da un poder de negociación que no tenían antes.
1 comentario:
Clarísimo. "La proletarización de los verdugos" es una versión de la metamorfosis kafkiana según la izquierda sin brújula. Casi me muero (atragantado, de la risa) cuando leí que a Vilma le dijeron "andate zurda". Se ve que hay una izquierda tanguera a la que le gusta sufrir...
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