lunes, 8 de mayo de 2017

Miseria del academicismo

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Hace un tiempo ya, me llegó la noticia de que la Abilitazione Cientifica Nazionale de Italia había “reprobado” a Fabio Frosini en una evaluación para determinar si podría concursar en lo sucesivo como profesor ordinario en el área de Historia de la Filosofía. 

Frosini es uno de los principales investigadores gramscianos de la actualidad y trabaja también sobre Leonardo y Maquiavelo. El pequeño volumen de mi autoría, titulado El marxismo de Gramsci. Notas de lectura sobre los Cuadernos de la cárcel, tiene una gran cantidad de sus artículos y ponencias en la bibliografía. Hemos contado con su colaboración en el Dossier sobre Antonio Gramsci publicado el año pasado en la revista Ideas de Izquierda

Para la gente interesada en los estudios gramscianos, su trabajo es una referencia inevitable, más allá de acordar o no con todos los aspectos de sus lecturas, porque aporta muchos elementos a la comprensión y contextualización de los Cuadernos de la cárcel y siempre sirve para la reflexión. 

La autoridades de la ACN no tienen la misma opinión. Examinaron 16 trabajos presentados por Frosini y concluyeron en  unos pocos renglones que no tenían mayor interés: 

"El candidato presenta un conjunto de publicaciones - en relación al sector específico de la Historia de la Filosofía (11 / C5) – que no atestiguan la consecución de una posición reconocida en el panorama nacional e internacional de la investigación histórico-filosófica, ni pueden ser valorados de alta calidad e innovación, que es condición necesaria para el reconocimiento de de la plena madurez científica en el área de concurso (…). En consecuencia, la Comisión considera que el candidato no posee los requisitos de idoneidad para la admisión en el primer escalón de la enseñanza en este sector concursal”

Prestigiosos intelectuales de Italia y otros países han realizado pronunciamientos en rechazo de este “fallo” de la ACN. 

Se podría argumentar que en el mundo hay peores injusticias. Sin duda. Por otra parte, no conozco a las personas que integran ese organismo, salvo de nombre, y siendo totalmente ajeno a las instituciones académicas, mi actitud habitual es ignorarlas sin más. 

Sin embargo,  tomo este hecho como un botón de muestra de la burocratización de la intelectualidad y del conocimiento por parte de instituciones que se transforman en espacios de “poder” (o de prestigio que sería su versión ridícula) y terminan actuando discrecionalmente. 

Al margen de las medidas que puedan tomar los académicos que rechazan este tipo de prácticas, pienso que la única alternativa a ellas es la de crear espacios de debate e intercambio de ideas que no estén regimentados por las instituciones académicas, sus papers, jurados, "juegos de tronos" y un largo y desagradable etcétera. 

Es algo necesario no sólo para crear un “campo intelectual” por fuera de la academia, sino también para abrir camino a relacionar nuevamente a la intelectualidad con la clase trabajadora y los sectores populares. 

Mientras tanto, seguiremos leyendo (y a veces comentando) las cosas que escribe Fabio, como lo que son: un gran aporte a la comprensión del legado de Gramsci, lo cual es en sí mismo mucho más importante que cualquier “juicio académico”. 

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