Gramsci conteso. Interpretazioni, dibattiti e
polemiche 1922-2012. Nuova edizione riveduta e ampliata, (Editori Riuniti-university press, Roma, 2012, 472 pgs.) es un gran libro de Guido Liguori, acerca de las distintas interpretaciones realizadas en Italia sobre la obra y el pensamiento del comunista sardo, desde sus contemporáneos hasta la actualidad, ampliando la primera edición de este libro, realizada en 1996.
En razón del amplio período de tiempo abarcado por el autor, sería imposible realizar una reseña completa y detallada de todos los debates a los que hace referencia.
Pero debemos decir que el libro cumple cabalmente el objetivo de presentar un Gramsci disputado por distintas tendencias a lo largo de los años, tanto como una historia y estado de la cuestión del desarrollo de los estudios gramscianos.
Estructurando su abordaje a través de dos interpretaciones que se enfrentan a lo largo de todo el debate intelectual italiano, a saber, la liberal-democrática y la comunista, Liguori plantea una serie de coordenadas muy importantes para comprender los múltiples "usos" que se realizaran de Gramsci, tanto como las distintas idas y vueltas del propio Partido Comunista italiano en este aspecto.
A lo largo de sus páginas, podremos ver los diversos retratos de un Gramsci ordinovista y sovietista, otro jefe del partido y de la clase obrera, un Gramsci gran intelectual patrimonio de todos los italianos, otro traductor del leninismo al suelo patrio y antecedente de la vía italiana al socialismo, un Gramsci en oposición y/o cercanía con el estructuralismo del Althusser de la época cientificista, un Gramsci teórico del Estado ampliado, la hegemonía y el pluralismo en los años del "compromiso histórico", un Gramsci teórico de la crisis del Estado nación en los años de la globalización, un Gramsci liberal-democrático o socialdemócrata, uno partidario de la metapolítica, otro de los estudios culturales, otro de los estudios subalternos. Un Gramsci teórico de la revolución pasiva, otro de la revolución activa; entre otros.
El libro señala asimismo cómo fue dándose el trabajo de publicación de su obra, siendo de particular interés la cuestión de cómo se fue creando entre los propios intelectuales comunistas la idea de que era necesaria una edición crítica que superara las limitaciones de la edición en libros temáticos, dando lugar a la edición crítica curada por Valentino Gerratana, publicada en 1975, la posterior puesta en marcha de la edición nacional de los escritos de Gramsci y la elaboración de la edición "Francioni" que está en preparación, que incluye los Cuadernos de traducciones (1929-1932) publicados en 2007 y ciertas modificaciones respecto de la edición realizada por Gerratana.
Intentaremos en estas líneas, además de recomendar la lectura de este excelente libro, plantear algunas cuestiones sobre las que invita a reflexionar.
Sobrevive y serás un clásico
Más allá de estar de acuerdo o no con las principales elaboraciones de Gramsci, nadie puede desconocer que ha sobrevivido durante largas décadas hasta el día de hoy, no sólo a sus múltiples usos (y abusos) sino a la propia caída del "socialismo real", el hundimiento del propio PCI y la crisis del movimiento obrero tradicional. Esto quizás no se expresa tanto en la continua recreación de la utilización de algunas de sus categorías, muy productivas para pensar problemas políticos varios (a lo que nos referiremos más abajo) sino y sobre todo en que sigue siendo un autor a estudiar y profundizar el conocimiento de su obra.
Esta permanencia de Gramsci lo constituye como un clásico del marxismo y su explicación posiblemente radique en algunas cuestiones como:
-La amplitud de temas sobre los que reflexiona desde los temas más propios del marxismo clásico hasta otros como los intelectuales, la literatura, la cultura popular y el folklore, el lenguaje, la escuela, etc. A esta amplitud se suma que los temas son tratados con gran agudeza, por lo cual sus observaciones siempre sirven para pensar.
-El tratamiento de la problemática filosófica del marxismo en términos críticos respecto tanto del llamado marxismo soviético como de las corrientes idealistas, lo cual le permite adelantarse a divisiones propias del marxismo filosófico de los años de la segunda posguerra como las de hegelianos y antihegelianos, humanistas y antihumanistas, subjetivistas y estructuralistas, entre otras. Frente a todas estas tendencias que fueron unilaterales, la lectura de Gramsci, que reivindica la filosofía de la praxis como una tendencia independiente de todas las corrientes burguesas, pero obligada a un trabajo de "traducción" de lo más avanzado de aquellas (criterio que guía sus polémicas contra Croce). Esta reivindicación de una "ortodoxia" que reside en la combinación del carácter autosuficiente en sus fundamentos y abierto en su actitud polémica del marxismo le ha permitido establecer una posición original en el problema filosófico, que logró superar el paso del tiempo.
-Reflexiona sobre problemas de estrategia y teoría política tales como los de las relaciones entre guerra de movimiento y de posición, revolución permanente y hegemonía, Estado integral, sindicatos y partidos como órganos de policía, relación entre coerción y consenso para establecer la dominación burguesa, crisis orgánica y revolución pasiva sobre los que forzosamente debe preguntarse toda organización política, movimiento social, obrero o popular que se proponga algún tipo de enfrentamiento serio con el orden capitalista y su Estado. Aquí la productividad de categorías como las de crisis orgánica, revolución pasiva y hegemonía resultan centrales para comprender los modos en que entra en crisis la autoridad estatal, aquellos mediante los que busca recomponerse y las problemas que debe afrontar la clase trabajadora si quiere superar un estadío de lucha parcial y adquirir una ubicación política.
Hegemonía, reforma y revolución
Si bien el libro tiene el objetivo de ofrecer un compendio de los principales debates sobre Gramsci sin dar un lugar excesivo a las opiniones del autor, que introduce algunos comentarios críticos respecto de distintas lecturas pero con muchísima sobriedad, hay dos ideas importantes que hacen a la propia lectura que Liguori realiza de Gramsci, que son para destacar.
Una es la idea de que la teoría de la hegemonía presupone la existencia de clases sociales. Esto puede parecer una obviedad desde el punto de vista del marxismo, pero la amplia difusión de la concepción de Laclau, que se basa precisamente en asimilar todo punto de vista de clase con un esencialismo y la hegemonía como su superación, la hace muy pertinente. El desconocimiento de los intereses de clase, que remiten a la estructura social capitalista, trae aparejada la división de las clases subalternas en distintos movimientos organizados alrededor de issues (es decir temas, cuestiones o problemas) referidos a reclamos puntuales y/o sectoriales, es decir que no sobrepasan el horizonte del capitalismo. En este sentido y contra los ríos de tinta que se han escrito al respecto, la hegemonía es inseperable del horizonte de lucha anticapitalista.
En segundo lugar, frente a aquellos que buscan presentar a un Gramsci que se separó del bolchevismo y el comunismo y se allanó a las mieles de la democracia liberal, para Liguori el comunista sardo construye en los Cuadernos de la cárcel una concepción que supera la oposición entre la lucha por reformas y la lucha por la revolución, caracterizada por una prefiguración "procesual" de la revolución, en términos similares a los planteados por Carlos Nelson Coutinho en Marxismo y política. La dualidad de poderes y otros ensayos.
La cuestión de la teoría de la revolución presente en los Cuadernos de la cárcel, no resulta para nada sencilla. Algo hemos escrito en los artículos Hegemonía y revolución permanente y Gramsci: tres momentos de la hegemonía.
Pero la formulación que realiza Liguori resulta asimilable a las estrategias desarrolladas por Togliatti -muy respetado por el autor- durante la segunda posguerra y al eurocomunismo de Berlinguer, sin establecer los nexos posibles entre estas y la posterior disolución y transformación del PCI en PDS.
En este sentido, si bien en líneas generales resulta correcta la idea de que Gramsci plantea una concepción de la revolución como proceso de largo aliento o de más largo aliento que en la concepción de Lenin y Trotsky -para ellos también se trataba de un proceso y no de una mera explosión a la manera de un acontecimiento-, el análisis por Gramsci de los problemas político-militares de la revolución excede la imagen que opone "proceso" y "explosión" de modo rígido.
Gramsci para todos
Por último, resulta muy destacable la idea defendida por el autor de que el creciente desarrollo de estudios filológicos cada vez más detallados, precisos y hasta perfeccionistas es absolutamente necesaria pero no debe transformarse en una barrera para el lector no iniciado.
El conocimiento de las ediciones críticas, así como de los estudios gramscianos resulta clave para quienes busquen indagar de modo preciso en su pensamiento, pero no debería transformarse en un fin en sí mismo, como si se tratara de un pensador cualquiera, por lo que su "uso" para pensar las condiciones actuales de lucha contra el capitalismo resulta indispensable.
En este sentido, frente a ciertas posiciones "aristocráticas" que buscarían igualar a Gramsci con Bruno, Plotino o Vico, cabe la respuesta de Fabio Frosini, citada por Liguori: "Gramsci no es Plotino, ni jamás lo será, mientras el mundo esté marcado por desequilibrios, injusticias y conflictos".
1 comentario:
Muy bueno el abordaje del libro.
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