miércoles, 4 de marzo de 2015

Los muchachos de antes no escribían papers

Leyendo este post de mi amigo Fernando Rosso, verdaderamente se me pianta un lagrimón. 

Sintetiza bien la deriva de los que pasaron de reflexionar sobre los "restos pampeanos" y las potencialidades de la ensayística a sumarse a un orden académico en el que no existe la voluntad suficiente ni siquiera para morirse de aburrimiento. 

No me imagino a J. W. Cooke viendo cómo cumplir con tales o cuales plazos para que no le saquen la beca....

¿Y quién hubiera dicho que al final iba a ser un mérito cultivar (o padecer de) un radical antiacademicismo?

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