Cristina Fernández asume el discurso "PRO" sobre cortes y piquetes y es aplaudida a rabiar por la bancada macrista. La "justicia" le hace un guiño a Macri con la causa del espionaje en la C.A.B.A. Elisa Carrió dice "quiero un frente lo más amplio posible para salvar la república". Macri parece el "centro" hacia el que tiende la política de nuestro país (oprimido por el imperialismo, pero generoso....)
Dicho sea de paso, como aunque Macri llegara a ganar las PASO en una delirante (o no) interna PRO/UNEN después le debería ganar al peronismo, parecería que va a tener que contentarse con la "batalla cultural"...
The Macri Moment, es el resultado de diez años de kirchnerismo (y astucia de la razón peronista...). Habiéndose liquidado las condiciones de la agenda "progresista" de antaño, la "restricción externa" se combate con ajuste a los salarios, enfriamiento del consumo, palos para los díscolos y reivindicación de las escandalosas condenas a los obreros de Las Heras.
Metáfora posible de la derechización del conjunto de los agrupamientos políticos patronales, The Macri Moment, sería una combinación entre el "momento" en el sentido de Hegel (plano de la realidad que es parte de un conjunto de relaciones, aunque no necesariamente en orden temporal convencional) y el "momento" en el sentido de la coyuntura.
Frente al componente "Triple A" del peronismo, hay un desprendimiento, que va desde la JP Lealtad al Frepaso, con las necesarias dosis de ex PC, que es la contracara complementaria de la famosa "derecha peronista": unos dicen que como "los sindicatos son de Perón", hay que matar a todos los zurdos. Los otros, que los "negros organizados en sindicatos" impiden la gobernabilidad del progresismo con sus reclamos "desubicados", por lo que hay que matar a todos los zurdos, pero sin decirlo. Ambas corrientes llegan a la misma conclusión por distintos caminos.
Los demonios de este frepasismo rabioso (que termina en macrismo, como Weretilneck en Río Negro) son los que desató CFK cuando rompió con Moyano, como expresión distorsionada de su ruptura con el movimiento obrero; y terminaron de ocupar por completo el discurso presidencial el 1º de Marzo.
Sin embargo, no obstante su "frepasismo" ideológico, lo cierto es que el giro presidencial sería insostenible sin el principal pilar del régimen político argentino: la burocracia sindical peronista. Como en el best seller de John Grisham Tiempo de Matar, en que los rubios del Ku Klux Klan se ponen bajo la custodia de un sherif negro al que odian, pero los protege de una multitud a la que odian más, el gobierno sostiene su política de ajuste, gracias a la moderación extrema de la burocracia, que hoy está jugando, como dirección del movimiento obrero, el rol más pérfido de todo el "ciclo kirchnerista".
En ese sentido, The Macri Moment, es al mismo tiempo, pero en distintos planos, un "momento" estratégico y pasajero. Estratégico porque indica que todo el régimen político va hacia la centroderecha (sin excluir una "radicalización", endureciendo toda la política represiva más aún de lo que ya lo están haciendo), pasajero, porque los grandes problemas que están en juego, no se definen en la coyuntura ni con medias tintas.
En este sentido, señor/señora, cualquiera que le ofrezca una "centroderecha moderna y descafeinada" para los años venideros (empezando por el actual oficialismo), no solamente le está robando: se está preparando para meterlo preso.
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