Los gramscianos argentinos abonaron la idea de que América Latina es una combinación de las formaciones político-sociales que Gramsci catalogó como “oriente” y “occidente”. Este era el fundamento para una estrategia que en nuestro subcontinente debía ser de “guerra de posiciones” (“occidente”) pero con alianzas “policlasistas” (“oriente”). Esa idea de la combinación oriente/occidente puede tomarse desde una óptica totalmente distinta, y más fiel al marco estratégico en que la distinción de ambos términos fue concebida. En este sentido, podría pensarse que en la Argentina sería más fácil tomar el poder que en EE. UU. (por comparación tendría rasgos más “orientales”, ya que la burguesía es más débil como clase nacional y no cuenta con el mismo “consenso” y estabilidad estatal), pero más difícil que en la antigua Rusia (por comparación tendría rasgos más “occidentales”, ya que en la Rusia zarista no existía el sistema democráticoburgués ni el peronismo, que ha jugado el rol de “contención” que Gramsci asignaba en Occidente a la “sociedad civil”).
Completo, acá.
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