El otro día leía este post, que en general resume bien las características de la novela de John Connolly, pero me quedé pensando que, al estar centrado en el personaje de Charlie Parker, le falta algo. O que cada cosa que dice se podría profundizar.
Más allá de las razones por las cuales hacerse fana del detective Charlie Parker, creo que la novela de Connolly (no obstante ciertos aspectos desafortunados que pueda tener alguno de sus libros por la insistencia en incluir temas "sobrenaturales" que no siempre están bien engarzados y quedan medio bizarros, caso Los Amantes) expresa una buena combinación de la novela negra tradicional con una metafísica sobre la naturaleza del mal. Como me dijo alguien muy especial, después de leer Todo lo que muere: "aprendí la diferencia entre la maldad y la estupidez".
En líneas generales creo que hay que reivindicar de Connolly lo siguiente:
-Escribe bien. Para mí, con todo respeto, escribe mejor que Mankell, ya que tiene el mismo nivel de acción casi cinematográfico, pero también tiene más recursos literarios, tanto en las descripciones de paisajes, como en la recreación de climas y situaciones, como en la forma en que va desmadejando los argumentos. Las tramas son complejas y generalmente sucede que es difícil acordarse de todos los personajes que incluye cada novela. Pero eso sí, aparecen y se retiran todos en el momento adecuado.
-Sus novelas contienen mucho material de investigación. Sea sobre el tráfico de niños, las actividades de la mafia rusa o irlandesa, el síndrome de stress postraumático de los veteranos de Irak, el contrabando en la frontera entre E.E.U.U. y Canadá, la historia de la esclavitud en los estados sureños, la lucha por el derecho al aborto, el Libro de Enoch, o lo que fuere, el tipo estudia largamente hasta escribir tramas en las que la novela policial transcurre en un ambiente que tiene una historia, la cual se ofrece al lector como una forma de entender la situación en profundidad.
-Todos los personajes, hasta los más secundarios, tienen algo que los distingue de los restantes personajes y a su vez los hace formar parte del mismo mundo. En el caso de Louis y Ángel, amigos inseparables de Charlie Parker, podríamos considerarlos "cuadros" de la novela negra: son sólidos por donde se los mire, se han sobrepuesto a historias muy dolorosas y conviven sin mayores problemas con su "lado malo". Si bien Louis parece el más "sociópata" muestra su lado humano sobre todo en El Ángel Negro, cuando busca a su prima desaparecida y mientras Ángel parece el más indefenso de los dos, en Perfil Asesino muestra que le sobran agallas y que se la banca más que muchos giles que presumen de delincuentes.
-El sentido de los lazos de amistad y de lealtad que sostienen los personajes (principalmente Louis, Ángel, Parker, pero también otros personajes como Merrick de Los Atormentados) es absolutamente inflexible e incluso supera largamente lo que cualquiera de los que crecimos en barrios de ciudades más o menos grandes hayamos podido aprender. A falta de una definición mejor, podríamos decir que los tipos son soldados de sus amigos.
-Los diálogos no tienen nada que envidar a los de las películas de Tarantino, por el sentido de la ironía y el juego constante entre la crítica por izquierda al sentido común y el humor políticamente incorrecto. Por ejemplo, copio este entre Louis, Ángel y Parker, que tiene lugar en Los Amantes:
-¿Y? - preguntó.
-He quedado con él esta noche.
-¿Quieres compañía?
-Una segunda sombra no me vendría mal.
-¿Eso es un comentario racista?
-No lo sé. ¿Cantas espirituales negros?
-No, pero te he traído un arma. - Metió la mano en una bolsa de piel y lanzó una pequeña pistola al sofá.
Extraje la pistola de la funda. Medía poco más de quince centímetros y pesaba bastante menos de un kilo.
-Una Kimber Ultra Diez Dos -explicó-. Cargador de diez balas. Cuidado con el ángulo posterior de la culata: es muy afilado.
Volví a enfundar la pistola y se la entregué.
-Estás de broma - dijo.
-Nada más lejos. Quiero recuperar la licencia. Si me cogen con un arma sin registrar, estoy acabado. Me despellejarán vivo y luego echarán los restos al mar.
Ángel salió de la cocina. Traía una cafetera.
-¿Crees que el que se cargó a Wallace lo torturó para averiguar sus gustos musicales? -preguntó-. Le pincharon para sacarle lo que sabía de ti.
-De eso no estamos seguros
-No, como tampoco lo estamos de la teoría de la evolución, o del cambio climático, o de la ley de gravedad. Lo mataron en tu antigua casa, mientras investigaba sobre ti, y después alguien firmó su obra con sangre. Pronto ese alguien intentará hacer contigo lo que hizo con Wallace.
-Por eso Louis va a pegarse a mí esta noche.
-Claro -dijo Louis-, porque si me cogen a mí con un arma, no pasa nada. Los negros siempre salimos impunes de cualquier acusación por tenencia de armas.
-Sobre Charlie Parker: Creo que lo más atractivo del personaje son dos cosas. Su vocación de sacrificio por los demás y su incapacidad de "reconciliación" (el uso de la violencia al servicio de causas justas me parece algo más obvio).
Desde D'Artagnan hasta Lisbeth Salander, todo personaje tiene su "vuelta de Martín Fierro", en la que se pasa de la etapa combativa, antisistémica, de resistencia e idealismo juvenil a algún tipo de integración en la que "debe tener el gaucho, escuela, iglesia y derechos" (en el caso de Salander es más un anhelo de Stieg Larsson con su progresismo políticamente correcto, que un viraje de Lisbeth, que nunca abandona el anarquismo extremista).
No es el caso de Charlie Parker. Parafraseando al Chizzo, no habrá consuelo para su locura y ese tormento lo impulsa hacia adelante, a luchar con el alma, los puños y alguna que otra ferretería (propia o provista por sus inseparables amigos), contra los que, como bien dice su hija, van a venir a por él. Es un personaje irredento, esa condición es constitutiva de su personalidad y le da sentido.
Ah! y El Coleccionista, como se ve en Voces que Susurran, le tiene miedo....
2 comentarios:
Muy interesante artículo. Coincido plenamente en que Connolly es superior y más sugerente que Mankell. De todos modos, en mi modesta opinión, la mejor de todas es la escritora (e historiadora medievalista) Fréderique "Fred" Vargas y su complejo héroe, el inspector Adamsberg. Hay en sus novelas un tratamiento del Mal sumamente original, que articula el presente capitalista (sutilmente aludido más que literalmente tematizado) con arcaísmos enigmáticos que en cierto modo están fuera del tiempo y remiten a una suerte de ontología cuasi metafísica del Mal. En este sentido es un equilibrio inestable que también puede percibirse en Connolly (autor más "directo", aunque no tanto como Petros Márkaris, a su modo bien inetersante por su denuncia mucho más obviamente politizada de la crisis griega y, por esa vía, del occidente capitalista en su conjunto).
Gracias Eduardo por el comentario. Tendremos que leer a Fred Vargas entonces....
Publicar un comentario