martes, 10 de abril de 2012

Escaramuza por la dialéctica (a propósito de la Lección Tercera de José M. Aricó)

Debo reconocer que el "iluminismo" que criticamos acá y acá fue bastante matizado por José Aricó en su Lección Tercera, que continúa los temas de la segunda. Especialmente la idea que rescatábamos de Engels y Trotsky sobre el desfasaje entre la economía y la política de masas, es de algún modo planteada por Aricó cuando sostiene que la socialdemocracia del Siglo XIX no percibió que la época estaba cambiando, salvo Bernstein pero con conclusiones incorrectas, y que esto sucede porque la conciencia de los hombres va por detrás del desarrollo de los hechos y más en particular por la adaptación de la socialdemocracia alemana al sistema político prusiano. También resulta interesante la discusión sobre la lectura bernsteiniana de la contradicción entre igualdad política y desigualdad social, que lleva a postular una contradicción entre la democracia burguesa y el capitalismo, liquidando el núcleo crítico de la teoría de Marx, que plantea que la contradicción entre "constitución y capitalismo" recorre a la constitución misma. 

A propósito de esta discusión, Aricó explica que el trabajo abstracto no es una categoría producto de una abstracción mental, sino que el trabajo deviene abstracto en una sociedad basada en el intercambio de mercancías, por lo cual no es una categoría externa al proceso histórico, que cumpliría la función de mejor explicar algo de manera racional sino una construcción teórica producto del develamiento de una relación social. Desde este ángulo, Aricó traza la crítica tanto de las corrientes reformistas que ubicaron la desigualdad social en el terreno de la desigualdad en el consumo y no en el de la producción de plusvalor, como de la socialdemocracia que interpretó en clave del materialismo pre-marxista la teoría de Marx y perdió de vista su crítica del fetichismo y la alienación. 

Al final del capítulo, hay una breve explicación de Aricó sobre la esterilidad de las "leyes de la dialéctica" como forma abstracta de cualquier tipo de movimiento, en un sentido similar a la crítica realizada por Marx de la dialéctica hegeliana en Miseria de la Filosofía. Si bien en líneas generales puede suscribirse esta crítica, que se aplica en primer término a los manuales de filosofía confeccionados por los stalinistas, vuelve a quedar planteada la discusión sobre la relación entre Marx y la dialéctica, que Aricó había tomado alrededor de cuestiones de contenido en la Lección Primera y que el marxista cordobés busca resolver planteando que lo central en Marx es la dialéctica de los análisis históricos concretos y las formaciones económico-sociales concretas. 

Más allá de que se considere a Hegel el creador de una "lógica de la pasión" (como decía Héctor Raurich) o un pecho-frío que ve silogismos por todas partes (como dicen los anti-hegelianos y autonomistas), la dialéctica de Marx no deja de estar emparentada con la de Hegel y el propio ejemplo que presenta Aricó alrededor de la categoría de trabajo abstracto sirve para plantear la discusión. 

En primer lugar, Marx busca poner en evidencia el mecanismo por el cual relaciones entre los hombres se vuelven independientes de su voluntad y aparecen como relaciones entre cosas. Para esta tarea, el materialismo ilustrado, que remite las ideas a su base material no es suficiente, sino que es necesario explicar "el desgarramiento de la base consigo misma" como dice Marx en las Tesis sobre Feuerbach.  

En segundo lugar, Marx une el conocimiento científico con el develamiento de una relación social que se presenta como transparente pero es opaca y esconde su verdadera naturaleza. Y esa "verdadera naturaleza" incluye su apariencia "falsa". Esto remite a la relación entre certeza y verdad elaborada por Hegel y retomada por Karel Kosik en su Dialéctica de lo concreto, la cual se basa a su vez en El Capital.

En tercer término, hay una relación en Marx entre el "concreto pensado" y el "concreto real": si bien para Marx, a diferencia de Hegel, no son lo mismo, la construcción teórica responde a la necesidad de dar una explicación científica de un proceso real. En este sentido, la teoría no es una mera interpretación y tampoco es el reflejo de lo que ocurre fuera de la consciencia, sino la construcción de categorías determinadas que existen previamente como prácticas histórico-sociales, que la teoría somete a crítica (por ejemplo el trabajo abstracto), con independencia de que el orden en que se expone la teoría no necesariamente repite el proceso histórico (diferencia entre enfoque lógico e histórico que también se plantea en la Fenomenología del Espíritu cuando se alude a la presentación de la cultura bajo la forma de conos de sombras que resumen la experiencia previa de la humanidad). 

En resumen, la dialéctica puesta en práctica por Marx está emparentada con la de Hegel pero no juega el rol de una justificación de la filosofía de la historia. Por el contrario, es un arma poderosa para la crítica del fetichismo. 

Como Aricó tiende a adjudicarle a Engels la posición del stalinismo, me parece que cabe meter algunos elementos más sobre este tema. 

La "concepción general dialéctica" de la que se burla Aricó, supuestamente postulada por Engels desde una lectura positivista (expuesta en un libro polémico y en otro que el autor no publicó, o sea el Anti-Duhring y la Dialéctica de la Naturaleza), obedece a la relación de afinidad del marxismo con el proceso de secularización y avance de la ciencia en detrimento de la religión. Que la "concepción general dialéctica" así como la "filosofía de la praxis" no hayan pasado de ciertos fundamentos planteados en Las Tesis sobre Feuerbach o el mismo Anti-Duhring (muchos de estos últimos rescatados por el "anti-engelsiano" Gramsci en sus Cuadernos de la Cárcel) y no se hayan podido desarrollar en términos de una "cosmovisión" completa, se debe por un lado a que el carácter histórico del marxismo implica también su carácter incompleto, lo cual es condición indispensable para que dé nuevos desarrollos teóricos y por otro a que las ciencias están en manos en su mayor parte de personas más o menos enemigas del marxismo y la dialéctica, con lo cual la confluencia deseada por Engels se ha dado sólo parcialmente y en caso muy contados. Al respecto algo dijimos acá

Entonces, retomando lo que decía Mihailo Markovic, la apuesta más difícil para el marxismo es encontrar un punto de equilibrio entre el total escepticismo respecto a todo principio unificador de las ciencias y la idea de la dialéctica como un conjunto de leyes acríticas del universo, la naturaleza y la sociedad. Para esto es necesario poner de relieve los matices y tensiones internas del concepto de "ciencia" en Marx. Pero ese es tema de otro post.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

interesante che. para mi, como marxistas heredamos una tradicion teorica que incluye la dialectica, a la cual no le quito ningun merito para el analisis de lo concreto, aunque si me parece que como principio unificador de todas las ciencias me genera mas sospechas. estaba leyendo un librito medio marketinero de stephen hawking y leonard mlodinow, titulado "el gran diseño", donde hawking y su amigo guionista de "guerra de las galaxias" reconocen que es dificil unificar las leyes de los diferenentes ordenes del universo, pero igual ellos postulan la "teoria M" que permitiria unificar, o al menos establecer una transicion entre los diferentes campos de estudio. mas alla de que se opine que esto pueda ser posible o no, lo interesante es que hay no una pretension fuerte de verdad tras esa teoria, sino que la postulan como un metamodelo explicativo unificador. desde mi punto de vista una teoria de ese estilo no puede ser mas que un modelo constantemente provisional, porque si va a depender de los avances de las diferentes ciencias, estos es muy probable que no se detengan mientras exista la humanidad con lo cual la teoria M deberia ser constantemente reformulada. si esto es asi, para mi la dialectica quedaria incluida como una logica de la ciencia mas, entre otras posibles y actuales, de las cuales una posible teoria unificadora se podria nutrir en su busqueda metametodologica. esto para mi no le restaria valor cognoscitivo a la dialectica, pero si pretension de universalidad. para mi engels si intento crear una dialectica materialista universal, pero no me parece tan grave en tanto otras ciencias tambien pretenden exportar su metodologia y categorias a otros ordenes del ser, no siempre con exito. en mi opinion, la dialectica deberia conformarse con entrar en la escaramuza metodologica de una hipotetica teoria unificadora y ver que sale. saludos, damian, nuevamente molestando por tu blog

JDM dijo...

Cómo anda ud., estimada fiera. De ninguna manera su intervención por acá supone una molestia. Me parece interesante el comentario y ojalá se pueda hacer la Teoría M esa de la que ud. habla. Sobre Engels, creo que en un punto fue ingenuo y exageró la confluencia entre la dialéctica y las ciencias modernas, las cuales por su carácter burgués (no respecto de los contenidos en sí sino de la gente que los controla) no tenían el mismo interés que Engels en dicha confluencia y por otro lado, contradictoriamente fue un adelantado a su tiempo, porque salvo que seamos fanáticos del entendimiento, en algún momento tendría que haber algún tipo de "pasada en limpio" totalizadora de lo que las ciencias hacen a nivel específico en campos particulares. Bueno, hasta ahí llego, tengo que seguir pensando el tema, mientras los galos comemos un poco de la situación política, que a todas luces llama más la atención a los lectores de este blog, que las cuestiones de filosofía. Un abrazo.