Esta revista sale cuando faltan veinte días para la última etapa de un arduo cronograma electoral, que por primera vez en la historia argentina será definido en un balotaje. El fortalecimiento de Mauricio Macri, cuyo resultado a menos de dos puntos de Daniel Scioli no estaba en ninguno de los pronósticos de los días finales de campaña, generó un terremoto en el campamento electoral del oficialismo.
Algunos se desayunan ahora con una “derechización” en curso, como si ésta se produjera recién ahora con el resultado del 25 de octubre, cuando en realidad es un producto destilado pacientemente durante la larga marcha de la “moderación” kirchnerista que dio como resultado “natural” la candidatura de Daniel Scioli. Que el menú de opciones mayoritarias en esta elección se dirimiera entre Scioli, Macri y Sergio Massa, tres “hijos de Menem”, como los bautizara Nicolás del Caño, da cuenta de un panorama político que el resultado del domingo refuerza notablemente, pero que se venía cocinando.
En este contexto el Frente de Izquierda y de los Trabajadores subió desde las PASO en presidente y vice, y alcanzó un millón de votos sumando todas las categorías, superando a la variante de centroizquierda que representaba Margarita Stolbizer. Así, quedó como un consolidado polo político de la extrema izquierda con voz propia.