Ya se habla del "municipalismo" como el último de los múltiples avatares del peronismo. Contra el kirchnerismo, que instaló la "vuelta de la política" y "repolitizó" la vida nacional, incluso diviendo mesas familiares del día domingo, los "municipalistas" ofrecen "gestión" y "soluciones" sin tanta confrontación piantavotos.
En cierto modo, aunque exprese una división de sectores rivales, el tránsito de la "hiperpolitización" al "municipalismo", demuestra la incapacidad histórica del peronismo en general y del kirchnerismo en particular, para dar una salida de fondo a los grandes problemas nacionales. Llega a un techo el "relato" y pinta la vuelta a la "gestión" porque a la gente no le interesa la política (aunque sí a la embajada norteamericana....)
El peronismo, como todos los argentinos, y también algunos compañeros de otros países, sabemos, es algo muy amplio. Va de Martínez Zuviría hasta J.W. Cooke (claro está que no necesariamente en la misma biblioteca o quizás sí...), de López Rega al Chino Navarro, de Evita a CFK, de Perón a Menem y una larga lista de nombres igualmente contrastantes entre sí.
Aunque como dice Abel F, amplio conocedor del tema, se habla de "municipalismo" porque los protagonistas de la "renovación" son intendentes, lo cierto es que ya es una primera contradicción postular el municipalismo como alternativa de política nacional. Si bien es cierto que es una buena plataforma, desde el punto de vista burgués, para lograr una base electoral y hacerse un prestigio, también es cierto que el principal "municipalista" de la política nacional en los últimos años está cada vez más lejos de la institución presidencial, me refiero obviamente a Macri, que es el "astro gemelo" fuera del PJ de los actuales municipalistas peronistas.
En este sentido, el municipalismo peronista ¿se reduce a una continuación del macrismo por otros medios? No solamente, también se puede pensar como un "macrismo con viveza criolla" o mejor dicho como un fenómeno de transición hacia un peronismo de centroderecha que, en la escena nacional sí tendrá que hacer definiciones políticas fuertes.
La combinación de cierto espíritu de época pos 2001 (a esta altura bastante degradado) y la preminencia de ciertas posiciones históricamente asociadas al "progresismo", hacen que nadie quiera decir abiertamente que es de derecha, como sí lo hace Marine Le Pen en Francia, donde hay un importante desprestigo de la "socialdemocracia" y a su vez ha pegado la crisis económica a un nivel incomparable con el de suelo patrio. Los candidatos descafeinados son, en este contexto, una fórmula posiblemente exitosa en lo inmediato, pero con pocas perspectivas hacia el futuro, en el que las contradicciones del "modelo" impondrán la necesidad de ataques más abiertos al movimiento obrero y por ende los "municipalistas" tendrán que "politizarse" y adquirir un discurso más clarmente de derecha sobre los principales problemas nacionales.
En cuanto al kichnerismo, muchos se están adelantando a darlo por muerto, pero esto es un error. Está en pleno fin de ciclo, pero no en extinción. Es cierto que un peronismo de talante "frepasista" no puede sostenerse toda la vida, porque al fin y al cabo el peronismo y la centroizquierda son cosas muy distintas, empezando por que el ejercicio del poder (burgués) y el progresismo (burgués de hecho e ideológicamente pb) no se llevan del todo bien. En este sentido, la crisis de la izquierda kirchnerista comentada acá por FR parte en cierto modo de un equívoco: que el kirchnerismo venía a cumplir la función histórica de superación del pejotismo. Que quede finalmente preso de la "astucia de la razón peronista", no es más que la consecuencia lógica del rol conservador que jugó respecto de la crisis del régimen político que estalló en el 2001.
Quedan interrogantes. En lo inmediato, para polarizar con Massa ¿CFK seguirá profundizando la "hiper-politización" o apelará a la clásica táctica de mimetizarse con el adversario, como indicaría la candidatura de Insaurralde, acompañado por Scioli? En la más de fondo, la emergencia de un peronismo más a la derecha en la PBA puede entusiasmar a más de uno que pedirá "profundizar el modelo" en contraposición a aquel. Pero así como no es probable ver a CFK sentada en alguna mesa del Varela-Varelita, tampoco veo al kirchnerismo alternativizando al peronismo desde la centroizquierda, por fuera del PJ, por lo que queda hacia delante es una lucha por las condiciones en que el actual oficialismo pueda constituirse (o no, hay que ver qué harían sin la guita del estado) en una fracción más permanente del peronismo.
En suma, lo que está en marcha es un proceso de reconfiguración del peronismo, que no va a ser un lecho de rosas, es expresión de una crisis política y obviamente abre brechas para que los trabajadores y la izquierda aprovechemos esas contradicciones.
Una cosa más, el desarrollo de un peronismo más de derecha con una base municipal/territorial, debe hacernos abrir bien los ojos. Porque ahora toman agua mineral y se la dan de "hervíboros" pero cuando las papas quemen, como pensábamos acá, se van a poner un poco fachos.